Cómo está el patio
Abandonad toda esperanza, salmo 344º
El patio del cómic patrio anda algo revuelto: para empezar, y en la línea de los recortes que venimos sufriendo estos meses, la directora de AlhóndigaBilbao, Lourdes Fernández, decide suprimir las actividades englobadas bajo el lema AlhóndigaKomik, entre ellas la beca del mismo nombre. Teniendo en cuenta que gracias a esta hemos podido disfrutar de obras de relevancia indiscutible como Las fabulosas crónicas del Ratón Taciturno de Martín Romero o Cenizas de mi primo Álvaro Ortiz, el mundo de la historieta no ha tardado en reaccionar: autores, editores, críticos y otras figuras de la cultura hemos firmado una carta en la que expresamos nuestro más profundo rechazo ante la extinción de una de las pocas actividades impulsoras de las que disponían para darse a conocer los nuevos valores del tebeo nacional. Una actividad que, además, se ha suprimido sin ningún comunicado oficial, sin consultarlo con el propio coordinador el Premio Nacional de Cómic Antonio Altarriba, y rompiendo unilateralmente el acuerdo de colaboración con el CIBDI de Angulema, el centro dedicado a la difusión del cómic más importante a nivel mundial. Entre los firmantes, además de los que ya se vieron beneficiados por la beca y de autores internacionales como Art Spiegelman, Chris Ware o Vittorio Giardino, encontramos a todos los Premios Nacionales de Cómic, laurel que veremos cuánto dura visto cómo está el patio. Precisamente el primero en firmar ha sido Max, quien lo obtuvo en 2007 en su primera y por tanto histórica edición. Desde entonces no había realizado ninguna obra de cierto empaque, pero por fin se ha descolgado con Vapor, en la que su protagonista, cansado de la superficialidad de la sociedad, se retira al desierto a meditar. Una obra en la que la reflexión acerca de los problemas que acucian a nuestro mundo no está reñida con el sentido del humor.
Aunque para revuelo, el que se ha montado al concederle a Andrés Rábago, más conocido como El Roto, el Premio Nacional de Ilustración. No entraremos aquí a discernir si el humor gráfico es ilustración, cómic o qué: bienvenido sea esta distinción para un autor imprescindible por su mirada crítica vertida en las páginas de uno de los diarios de mayor difusión... que, últimamente, también anda despidiendo plantilla a diestro y siniestro (aunque no me conste que el autor se haya visto entre los damnificados). Sea como sea, se publica ahora su Camarón que se duerme, antología con un nexo en común: la manipulación de la opinión general por parte de partidos políticos, publicidad y medios de comunicación. Aunque me gusta más la obra que firmó como OPS, sin textos y más cercana al surrealismo y el simbolismo, no puede despreciarse un libro plagado de perlas como esta: "No hagas caso, nos quieren entretener con la actualidad para que nos olvidemos del presente".
Pero no todo van a ser polémicas, porque el Premio Internacional Fnac-Sins Entido que acaban de concederle a Juan Berrio me parece incuestionable. El autor, hasta ahora conocido por sus historietas breves, nos ofrece en Miércoles su primer (y espléndido) relato de largo recorrido: una serie de vidas cruzadas en las que se enfoca la realidad pero sin renunciar a lo maravilloso, y donde cada detalle está cuidado al máximo. Una obra que pese a su puntual osadía técnica se nos antoja repleta de vida, eso que según John Lennon es lo que ocurre mientras hacemos otros planes. Brillante se mire como se mire, no desentonaría como el Premio Nacional del año que viene. Si es que no lo han quitado antes, claro.
Vapor, Camarón que se duerme y Miércoles están editados por La Cúpula, Mondadori y Sins Entido respectivamente.