Cómo sería un Día 5 en À Punt
Estimo que el lema de À Punt, ‘la veu de tots’, dista de ser verdadero
Superados los fastos del 9 de octubre, nos atrevemos a imaginar cómo sería un día 5 de septiembre en el que À Punt se dignase a desplazarse a nuestra ciudad, y a retransmitir íntegra su Entrada de Moros y Cristianos. Dando la relevancia que merece en su informativo de mediodía el Pregón de Fiestas y abriendo el nocturno (para emitir el cual no cabría otra que emitir durante media hora el paso del desfile) con las imágenes en directo de lo que ocurría a esas horas en la capital del Alto Vinalopó.
Pues bien, tal como están las cosas (el contrato-programa manda) los mercenarios encargados de la transmisión no andarían con contemplaciones, y durante las siete u ocho horas de retransmisión no se atreverían/dignarían a pronunciar ni una sola palabra en castellano. Algo que, por mucho que diga el susodicho contrato-programa de la empresa pública Corporación de Medios de Comunicación Valencianos, atentaría, en supuestos como el imaginado, contra el sentido común y contra la más mínima educación, dos motivos más que suficientes para poner en cuestión la medida.
Pero es que hay que tener en cuenta que además de que el narrador/narradora de la transmisión tendría en todo momento el chip del castellano en su boca (quien manda, manda y él no se iba a jugar la nómina por cambiar las normas) desde el control de realización todos y cada uno de los rótulos que veríamos a lo largo de la larga transmisión estarían escritos en valenciano, ninguno en castellano.
Motivo más que suficiente para enervar a más de uno, comenzando por quien suscribe. Que no tiene el más mínimo problema con la lengua valenciana, y no es ninguna ironía confesarlo. Cada lector es muy libre de sentir y pensar lo que quiera. A los villeneros que no les importe un día 5 permanecer durante siete horas escuchando términos y leyendo rótulos del tipo como los que siguen no va dirigido este artículo: Verge de les Virtuts, salves d'arcabusseria, capità, alferes, rode de banderes, tret, arcabusseria, cap d'esquadra, fatxenderia, pasdoble, moros vells, moros nous, bàndol marroquí, moros realistes, moros nassarites, moros berbers, pirates, estudiants, marins corsaris, andalusos, llauradors, ballesters, almogàvers y cristians.
El mensaje va dirigido a quienes me concedan un ápice de razón, y consideren que, con el dinero de todos, cuando se trata de un servicio público millonario que pagamos a escote, no se puede cometer semejante estropicio. Para mí lo es.
Humildemente, e insisto en lo de humildemente, estimo que el lema de À Punt, ‘la veu de tots’, dista de ser verdadero. A lo mejor porque se le ocurrió al mismo publicista que vendió al Consell el de ‘tots a una veu’. No he visto una orquesta tan disonante, ni un territorio tan mal vertebrado. Pero insisto: es mi humilde opinión. Ustedes tendrán la suya.
Estimado AntonioSempere, querido colega:
Que yo sepa en Villena siempre hemos entendido el valenciano.
Otra cosa es que no lo hablemos.
Pero entenderlo… ¡Siempre y un montón!
Así que por mi parte, ningún problema.
Me agota -¡años!- la disputa lingüística.
Priorizando unos y otros sólo la lengua nos quejaremos algún día -si no ya- de la reducción de la comarca. Porque para VERTEBRAR hay que RESPETAR. Mutuamente RESPETAR.
Tu lo has dicho Mateo.
Respetar nosotros a ellos y ellos a nosotros, y si políticamente no se asume que las pérdidas que provoca para el medio ese comportamiento sectario, que se paga con los impuestos de todos mal vamos.
La lengua del estado es el castellano y la comunidad además tiene aproximadamente mitad y mitad, y el ente huye del uso del idioma mayoritario ignorandonos al resto.
Demasiada paciencia estamos teniendo.
Querido Mateo:
No se trata de entenderlo. Ni de tener todos los títulos académicos y certificados en regla, como es el caso. Se trata simple y llanamente de educación y de estar a la altura. Yo soy el que los acojo en mi casa y les agasajo el día grande. No al revés. Ellos, con su nula audiencia, no van a ninguna parte.
Una prueba fehaciente de ello la tuvieron el pasado Jueves Santo en Orihuela (Oriola) en una transmisión surrealista. Ni los más semanasanteros de la Vega Baja la siguieron.
Todo es tan disparatado en el enfoque de este medio de comunicación público millonario que no habría por dónde empezar el debate.
Tú fuiste el único comentarista de la Entrada cuando Canal 9 emitió la Entrada en pruebas. Formas parte de su historia. Te eligieron. Espero que eso no te decante a defenderles.
Yo hablo como villenero, con total nonestidad.
Cuando coincides con un valenciano parlante que exige el derecho a expresarse en su lengua, interpretamos que estamos ante una persona que reclama un derecho y como tal lo respetamos.
Si un castellano parlante reclama que la tv que sale de sus impuestos tenga alguna intención de hacerle participe de su programación hablando en su lengua, este sujeto se interpreta qué ataca y agrede al valenciano.
Se convierte en el enemigo.
Así lleva siendo desde que se inició el estado autonómico.
Una de las principales premisas que debería tener una televisión pública valenciana sería respetar su pluralidad. Y pluralidad del mismo modo en la propia idiosincrasia de nuestra Comunidad. Y ello pasa por el respeto por las ciudades y comarcas que hablan el castellano de manera inmemorial. La singularidad de Villena, de la Vega Baja, el propio contraste que establece Elda – Petrer, y el hecho marcado en Ley de nuestro bilingüismo. Al final, entre todos están logrando que una ámplia porción de la Comunidad deteste esa imposición, máxime cuando viene avalada por una fuerza política que hace de este identitarismo su razón de ser, que va a pagar en las urnas ese empeño casi enfermizo, y que además en su brazo televisivo ‘À Punt’ no es más que una expresión ‘woke’ de dicho enunciado. Unamos a ello que a dicho medio en materia de fiestas le adorna una blanda cursilería, por medio de sus incalificables -y presúntamente ‘friendly’- locutores/presentadores.
Insisto: me agota -¡años!- la disputa lingüística. Pero que no se nos gaste la paciencia, Mattalado. Lo que determina el sentido común, creo, es el respeto a las lenguas maternas.
Por lo que el principal argumento de unos y de otros es el mismo.
Y querido AntonioSempere:
No fui el único comentarista que participó en aquella Entrada retransmitida casi sin medios por Canal 9 y de la mano del periodista Paco Morrió. También en algún momento estuvo el muy llorado por muy apreciado José Francisco Navarro Gabaldón, «Querrecle».
Aquella experiencia –también si quieres surrealista– no decanta mi posición.
No defiendo al medio, defiendo la certidumbre de poder entendernos hablando en la lengua que hablemos.
Y finalmente, supongo que nacido y criado en El Carril y viviendo en El Paseo también hablo y escribo como villenero. Lo de la honestidad, pretendiéndola, prefiero dejarla a juicio de los lectores.
Mi opinión va en la línea de la de Mateo, el tema de la lengua me aburre ya de tiempo. Como villenero valenciano hablante estoy cansado de la gente que reparte carnets de buen villenero. En mi casa todos entendemos el valenciano, lo hablamos algunos y otros no, y no pasa nada. Y el tema de a punt está para mi bastante claro, su principal función es la existencia misma de un medio de comunicación en valenciano, si quieres lo ves y si no pues no lo ves.
Y luego está lo que apunta Mateo de la comarca, una quinta parte más o menos es valenciano hablante y aquí hay gente que sigue pensando que son poco menos que marcianos, llegará un día en que la minoría que piensa que deberían de pertenecer a l’Alcoià serán mayoría y nos quedaremos sin comarca.
Y del tema de la honestidad ni hablo, me parece hasta un insulto.
Con todos mis respetos, Daniel, permíteme algunos matices a propósito de À Punt. Seré breve y te aportaré 2 datos. Primero: ETB del País Vasco, una comunidad nada sospechosa de no potenciar el euskera, cuenta con ETB 1 y ETB 2. Un canal en castellano que logra un 10% de audiencia, y otro 100% en euskera, que logra un respetable 3% (lo mismo que À Punt). Segundo. Durante la maldita y larga pandemia, los informativos de À Punt no ofrecieron los datos de los fallecidos por provincias. Sólo hablaron del territorio (de toda la autonomía). De todos es sabido que para los dirigentes de ese canal sólo existen las provincias, sólo las comarcas. Me pareció muy triste que durante la época más dura que hemos vivido recientemente, para conocer el número de fallecidos en nuestra provincia tuviésemos que echar mano de la prensa o del informativo territorial de TVE (con sus escasos medios). Tercero y último. À Punt es la televisión pública autonómica menos vista de todo el Estado.
Querido Mateo: Llevamos demasiados años sin compartir un café. Deberíamos hacerlo. Yo estaría encantado. Recupero una frase tuya de ayer que te salió del alma: «Porque para VERTEBRAR hay que RESPETAR. Mutuamente RESPETAR». No echo balones fuera si afirmo que menuda manera de respetar a Villena, dejándola como única capital comarcal sin Hospital. En la Vega Baja hay dos, y se quedan pequeños. Insisto, no es echar balones fuera: primero dota a nuestra querida Villena de la infraestructura básica y verás que pronto se vertebra la comarca. Así estamos más solos que la una. Te emplazo a ese café con todo mi afecto, de verdad. Ah, y un ítem para desarrollar ese café: en Alicante ciudad creo que están dos escalones por debajo en respeto hacia el valenciano que en la Vega Baja y en nuestra Villena. Así es que consolémonos.
Las lenguas no deben ser armas para separarnos. Deben ser tesoros culturales a cuidar y potenciar pero nunca para imponerse una sobre otra. Debe ser libre su uso y también debe respetar su uso como lengua materna para escoger como aprender a leer y escribir. Y lo más importante nuestros políticos no deben añadir problemas con las dos lenguas.
Apreciado Vicente: Me alegra mucho leerte en la sección de Cartas al Director de ‘El País’, así como a Julián Lagullón Escamilla. Mi respeto hacia las lenguas está fuera de toda duda. Mis argumentaciones por ahí. Mucho menos, como ha comentado otro compañero el de «dar carnets de buen villenero». Una idea descabellada a la par que peligrosa.
Comparto contigo Mateo la preocupación de tener buena relación vecinal, e intento no enfadarme si alguien no tiene el mismo interés en empatizar conmigo.
No puedo dejar de pensar que el típico locutor de cadena autonómica que entrevista a alguien y no tiene en cuenta el idioma de las repuestas es un maleducado.
En fin, a veces vislumbro superioridad mora o cobro de deudas en algunos integristas de la lengua.
Sera un espejismo.
Claro que sí, Mattalado. Hay que evitar ese tipo de situaciones impuestas, antinaturales y surrealistas que en una transmisión como a la que yo aludo puede alargarse por espacio de 8 horas. Basta con que alguien con un poco de sentido común, con mando en plaza, dé las órdenes adecuadas. La Bajada del Celedón de las fiestas de la Virgen Blanca de Vitoria del 4 de agosto se dio en ETB 1 y ETB 2 en castellano durante las casi 2 horas que duró la transmisión. Y la ETB es una seña de identidad del País Vasco. Altamente valorada por la población.
¡Venga ese café, amigo Antonio!
Y celebremos el buen talante de este improvisado debate en el que el personal defiende con argumentos y respeto su posición, dándonos o quitándonos la razón.
¡Venga ese café para hablar de lenguas, fiestas, teles, hospitales y… Aguas, trenes, ríos y… De lo divino y lo humano!
¡Venga ese café!