Estación de Cercanías

¿Compañeras?

El 22 de noviembre se ofreció en la Casa de Cultura, con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, una interesante muestra fotográfica titulada “Del Morado al Negro” que, semi-oculta en la planta primera del edificio (no me pregunten la razón), ha pasado sin pena ni gloria.
También una conferencia a cargo del fotógrafo de prensa Ángel García, comisario a su vez de la exposición, y de la periodista Pirula Ardelius, moderada por la periodista local Mariví Pardo, a la cual asistimos, incluyendo protocolo y organización (con significativas ausencias), unas 40 personas. Sólo 7 eran hombres.

Esta situación saca a relucir el escaso poder de convocatoria que tienen las asociaciones locales implicadas en esta importante problemática social. Pensando mucho sobre el porqué de esta pobre afluencia de público, sin distinguir sexos, he llegado a la conclusión de que hay dos situaciones claramente diferenciadas: Por un lado, la evidente realidad que apuntó con gran acierto Mariví Pardo sobre la creencia de que en nuestra localidad no existe esta lacra. Evidencia totalmente errónea, pero perfectamente alimentada por la notable ausencia de noticias en torno a ella. Por otro lado, se ha constatado el sentir generalizado de que estos actos son por y para un grupo de mujeres que, herméticamente cerrado a sus ideales y a cualquier otra realidad, únicamente consiguen que otras mujeres y, sobre todo, hombres, sin ninguna vinculación con su grupo o ideales, ni se planteen acudir o se desencanten al hacerlo.

¿Por qué llego a esta última conclusión? Juzguen ustedes. Momentos antes del inicio de la conferencia, y dado el escaso público que llenaba el salón de actos, la representante de la Universidad de Alicante nos invitaba a sentarnos en las primeras filas bajo el grito de “¡Compañeras!”, lo que propició en mí esa sensación de rechazo que nace al saberte en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

¿Compañeras? No daba crédito a lo que estaba escuchando. Si yo a esa señora no la he visto en mi vida, ni he compartido con ella ninguna de las causas o situaciones que el diccionario de la lengua española contempla para poder aplicar en mí esta palabra… ¿por qué me está llamando compañera? Sencillamente por estar en su acto y ser mujer. Etiquetada sin previo aviso.

Catalina Hernández, importante voz feminista en Villena, denunciaba la escasa presencia masculina en el acto, así como en cualquier medio de comunicación, opinando al respecto. Y yo, que sé de la prohibición que tienen los villeneros de participar en su concurso de carteles para el 8 de marzo, y conozco las lindezas generalistas e inapropiadas que Cate y algunas de sus compañeras de causa les regalan, no puedo hacer otra cosa que sorprenderme ante esta contradicción. Si no se cuenta con ellos en foros propios de mujeres en los que sería de importantísima ayuda escuchar sus testimonios, si continuamente les encorsetan con descalificaciones machistas generalizando sus conductas o comportamientos, si en ningún momento escuché la palabra “compañeros”… ¿por qué les esperan?

El contigo pero sin ti que les aplican tan solo actúa de bumerán que vuelve a la causa con la misma intensidad con la que fue lanzado (discriminación, consignas de lucha contra el enemigo y vacíos de presencia…). Pregúntense qué motivaciones puede tener un señor al que le guste el fútbol, odie planchar y piense en el sexo como un pilar fundamental en su vida, para acudir a su llamada. Pregúntense qué ánimo de acudir a sus actos podemos tener los varones y las hembras que, ajen@s a su patio de comadres, creemos firmemente que en la implicación social que los grandes problemas requieren todos somos cómplices. Todos.

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