Compro, luego existo
Así es, consumismo es la tendencia no moderada dirigida a adquirir bienes y servicios no siempre necesarios. Así que todos pasamos por el aro. Nos guste o no, somos consumidores. Los únicos no consumidores en este mundo son las tribus indígenas y los sami.
Y sí, a mí también me gustan las televisiones de plasma y los móviles táctiles, pero ¿a qué precio? Se fabrican en China con materiales procedentes de África y luego nos los envían a España. ¡Ale, qué bien, qué majos que son, así no tenemos que ir a China a recogerlos! Pues no señora, los negritos del Congo están sufriendo graves deterioros de sus derechos en minas de coltán, para que estos señores sin escrúpulos destrocen el medio y se hagan multimillonarios y peor aún, para que tengas en tu casa la última pantalla plana o la play station para el nene. Porque tú también la compras.
¿Y qué puedo hacer yo? Ahora que ya has aprendido algo menos importante que lo que hace Rafa Mora, te invito a que leas atentamente antes de comprar y que elijas no el producto más bonito, sino solamente lo que necesites y que haya sido fabricado de forma sostenible. Le estaremos haciendo pagar a esas empresas una multa por no hacerlo como es debido y le estaríamos obligando a cambiar, a renovarse. Estamos en el siglo XXI, hay dinero y tecnologías suficientes para desarrollar cosas razonables. ¿O es que sólo lo hay para volar al espacio y producir armas? No lo olvides.
Consumir de una forma responsable y apoyar un desarrollo sostenible. Sabio homínido, ¿podrás con ello? Algunos nos sentimos realizados sabiendo que, lo que compramos, ha provocado los menores daños posibles al medio y que los trabajadores han tenido unos derechos mínimos. Y recuerda que es más sostenible aquello que no se compra porque no es necesario. Que los grandes placeres de la vida no pasan por comprar, sino por compartir. Compartir momentos y risas. Llámame verde, hippie, ecologista
¿te sientes mejor? Que manía de ponerle etiquetas a todo. ¡Paz y amor, y el plus pal salón!