Medio Ambiente

Con todos ustedes, Primadomus

Es sábado. Los visitantes, puntuales, esperan con sus vehículos en la entrada del santuario para animales exóticos Primadomus, cuyas puertas dejan entrever la impresionante masa arbórea del Rincón del Moro, a los pies de Sierra Salinas, el espacio natural más importante de Villena. A las once y cuarto de la mañana, también puntual, una voluntaria de Primadomus pide a los 15 visitantes que asciendan con sus coches y aparquen junto a las placas solares instaladas al lado de uno de los módulos para animales del centro. Nos cruzamos en su salida con los integrantes del primer turno, también lleno –un máximo de 15 personas–, que se muestran contentos y satisfechos tras su visita.
Allí nos espera Berta Alzaga, responsable de comunicación de Primadomus, que será quien guíe nuestra visita, acompañada de dos jóvenes voluntarias que en un futuro harán lo propio con los nuevos visitantes. Antes de comenzar la visita, Alzaga explica el origen de Stichting AAP, una ONG holandesa fundada en 1972 y que con el tiempo se ha convertido en una institución de referencia a nivel europeo para el rescate de animales exóticos. Fruto de su crecimiento, en 2009 abrió sus puertas en Villena Primadomus, un centro de acogida permanente para animales que provienen de situaciones de abuso como el tráfico ilegal, la tenencia privada como mascotas, el entretenimiento (circos, fotógrafos ambulantes, publicidad…) o zoológicos de dudosa reputación. Recientemente, en noviembre del año pasado y gracias a la calidad de su trabajo, Primadomus se ha convertido en Centro de Rescate, brindando a las autoridades españolas un centro especializado en la custodia y el mantenimiento de animales intervenidos en operaciones de la Guardia Civil, el Seprona, aduanas, etc.
 
No es un zoológico
Junto los módulos que albergan a los primates –un espacio de más de 3.000 metros cuadrados, con un perímetro vallado y electrificado, como elemento disuasorio, y repleto de vegetación y estructuras para el juego y el ejercicio de los animales–, Berta Alzaga explica que Primadomus no es un zoológico, idea que repite la directora del centro, Pilar Jornet, en la entrevista que complementa esta crónica. Al contrario que en estos, los visitantes no deben tocar a los animales, ni mucho menos alimentarlos, porque el objetivo es justo el contrario: la recuperación física y mental de primates que han vivido con humanos, en muchos casos encerrados y maltratados, y que han perdido la capacidad de convivir con sus congéneres, desarrollando en ocasiones estereotipias (tics como rascarse compulsivamente o arrancarse el pelo) fruto del estrés nervioso. Así, el contacto con personas queda reducido a lo imprescindible, y siempre de la mano de los cuidadores –biólogos, veterinarios, licenciados en ciencias ambientales…–, que saben a la perfección cómo actuar. 

Este proceso de resocialización se lleva a cabo tanto en las instalaciones de AAP en Holanda como en Primadomus, tras salir del periodo de aislamiento y observación,  gracias a las instalaciones construidas el año pasado, y cuando se ha conseguido normalizar el comportamiento de los animales y la creación de grupos estables, se trabaja en su reubicación en lugares apropiados, como reservas naturales o zoológicos que cumplan los estándares de calidad exigidos por la organización. “Lamentablemente –explica Alzaga–, ninguno de ellos podrá volver a vivir en libertad, porque al pasar tantos años en cautividad no han aprendido las habilidades necesarias para valerse por sí mismos. Aquellos grupos que podemos reubicar en otros lugares son trasladados, y para aquellos que por diversos motivos no sea posible, se ha creado Primadomus, donde recibirán cuidados de por vida”.
 
Implicados con Villena
Durante nuestro recorrido por los diferentes módulos –ocupados por grupos de macacos, babuinos o chimpancés, estando todas las hembras esterilizadas–, la guía nos explica diferentes cuestiones, como la rutina de los animales –suelen abandonar los edificios y salir al aire libre sobre las 10, cuando los cuidadores ya han dejado, repartido a lo largo del módulo, su desayuno–, la organización de los primates –cuestiones como el carácter, la fuerza y la inteligencia acaban determinando la jerarquía dentro de los grupos– o las actividades que realizan –los módulos están diseñados con toda la intención, con montículos de arena para aquellas especies que, como los babuinos, gustan de buscar pequeños insectos escarbando, o plagados de “enriquecimientos ambientales”, juegos o retos que evitan el aburrimiento de los animales, con objetos adaptados en los que se esconden semillas u otras recompensas–.
 
También va ilustrando el recorrido con problemáticas y anécdotas de la vida de algunos animales concretos, como Lazaros, un macaco que durante 15 años vivió en una jaula de loro –sin apenas espacio– en un hospital griego, donde era utilizado para divertir a los niños ingresados. Finalmente, fueron las propias familias de los niños las que entendieron el sufrimiento que se estaba inflingiendo al animal, y quienes promovieron su llegada a AAP. En la actualidad aún padece secuelas y tics, por lo que los visitantes deben evitar gesticularle e incluso mirarle fijamente.
 
Y alternando con las historias de los animales, se sigue desgranando el funcionamiento de Primadomus, organización que en la actualidad emplea a 12 trabajadores –dirección, cuidadores, mantenimiento, conserje, comunicación…– y a un número variable de voluntarios de toda Europa, que realizan aquí prácticas válidas para sus estudios universitarios o especializados. Además, la organización está comprometida con Villena, y hasta el 80% de su gasto revierte en  nuestra ciudad –comida, materiales, construcciones, servicios externos como fontanería, rotulación, etc.–, actuando además como “embajadores” de Villena en el extranjero, por lo que empresas locales han sido ya contratadas para realizar nuevas construcciones en Holanda. Financiada íntegramente con las cuotas de los socios holandeses, Primadomus aspira a que cada vez más españoles contribuyan a su labor a través de las diferentes fórmulas establecidas: cuotas mensuales o donaciones puntuales, apadrinamiento de animales, entregas de material, voluntariado…
 
Contentos con la visita
La visita prosigue subiendo al techo de uno de los módulos, desde donde se divisa todo el perímetro de Primadomus, coronado por el edificio de oficinas, cocina y servicios, y unas espectaculares vistas de Sierra Salinas. Mientras los niños no dejan de divertirse y sorprenderse con las evoluciones de los primates, los visitantes adultos continúan preguntando cuestiones relativas a la longevidad de los animales, la salud de los mismos –tan rodeada de polémica en su día, injustificadamente, pues los protocolos oficiales de salud, como las cuarentenas, se aplican a rajatabla– o las problemáticas personales de cada uno, y alguno incluso se ofrece a colaborar donando mantas viejas. Berta Alzaga, por su parte, va resolviendo las dudas mientras continúa informando sobre la labor de Stichting AAP y Primadomus, que va más allá de lo visto en Villena o en Holanda.
 
Todos los veranos desde hace cinco años, por ejemplo, desarrollan acciones informativas y de concienciación en pleno puerto de Algeciras durante la campaña de Paso del Estrecho, pues Gibraltar es la puerta de entrada en Europa de los macacos de Berbería, una especie autóctona de Marruecos y Argelia que se encuentra en peligro de extinción y que, sin embargo, sigue siendo objeto de un creciente tráfico ilegal en toda Europa.
 
De este modo, y pasándose realmente rápido, concluye la visita donde comenzó. El grupo de visitantes se cruza con el siguiente turno, también completo, y se despide de las responsables de Primadomus mientras rellena, voluntariamente, una pequeña encuesta sobre la visita. EPdV, por su parte, realiza su propia encuesta a pie de campo. Los niños están encantados, y los adultos también, sorprendidos de saber que hay algo así en nuestra ciudad, y satisfechos por hacer conocido de primera mano una realidad hasta ahora desconocida para muchos.     
 
¿Quiere visitar Primadomus?
Las visitas, de carácter gratuito y para grupos reducidos, de 75 minutos de duración y para las que tendrán prioridad los vecinos de Villena, son de varios tipos: los sábados (a las 10, 11.15 y 12.30 horas) para grupos o familias, concertando cita a través de la Oficina de Turismo (las reservas pueden hacerse en teléfono 966 150 236, creándose una lista de espera a través de la cual irán concretándose las fechas con los interesados); para asociaciones, concertadas a través de la concejalía de Participación o el correo electrónico [email protected], incluyendo una charla previa en las diferentes sedes; y para escolares de 4º de Primaria de todos los centros interesados de nuestra ciudad, donde igualmente técnicos especializados ofrecerán de manera previa charlas sobre la naturaleza del centro, los animales exóticos y el problema del tráfico ilegal de los mismos. Además de concienciar a los niños en el respeto a los animales y en los problemas que genera el tráfico ilegal de los mismos, se incidirá en explicarles el valor ambiental del entorno de Primadomus, esto es, la Sierra de Salinas. 

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