Contra el “pasotriple”
Sigo apostando por las dos Cabalgatas. Sin correr. Disfrutando y haciendo disfrutar al espectador
Afortunadamente, en Villena no es anacrónico hablar de fiestas en cualquier mes del año. Porque constituyen una seña de identidad muy potente para la ciudad. Y nunca faltan motivos para hablar de ellas, por activa o por pasiva. Las bodas de oro de la Junta Central de Fiestas alimentarán la llama durante todo el año. Así es que vamos a ello. Sigamos hablando de fiestas, que del 9 al 4 toca hacer balance de lo que vimos y vivimos del 4 al 9.
Este año los desfiles duraron menos. El trabajo de coordinación de los miembros de la Junta Central de Fiestas y los directivos de las comparsas dio sus frutos. Se acortaron muchos minutos. Y nos felicitamos por ello. Sin embargo, debo ser sincero y confesar que a mí no me gusta que los festeros desfilen a la velocidad en que lo hacen. No hablo de todos. Pero sí de una mayoría, de muchos bloques, e incluso no pocas escuadras especiales.
Vayamos por partes. Una cosa es la fluidez, evitar parones, impedir que se formen cortes, provocar huecos larguísimos entre un bloque y el siguiente, y otra muy distinta el hecho de desfilar, sin motivo aparente, corriendo como si fuésemos a apagar un fuego. Como espectador me molesta en todos los casos, pero muy particularmente en el de las escuadras especiales. Que no sólo quiero disfrutar en su visión delantera, sino también en la de atrás. Y de verdad que a esas velocidades se torna imposible apreciar con un mínimo detalle esa vista posterior.
El resultado final de nuestros desfiles de 2019, cronómetro en mano, ha sido un éxito. Hemos recortado muchos minutos. Pero tal vez habría otras fórmulas, coordinando sobre todo la labor de los cabos, para evitar estas velocidades no vistas, ni de lejos, en ninguna otra población de la geografía festera. Ah, y sigo apostando por las dos Cabalgatas. Sin correr. Disfrutando y haciendo disfrutar al espectador.