Coraje, una vida llena de valor
22 de Enero de 2008. Esa fecha quedara grabada en mí para siempre. Aquel día el destino quiso que nos cruzáramos en el camino, aquel día fue donde tu pesadilla empezó a ver la luz. Tú no quisiste pero el te obligó, tú te negaste pero él quiso (tu dueño) que este día tu te cruzaras con tu libertad lejos del cazador que te utilizó como un objeto y cuando ya no le valías no se lo pensó y te abandonó.
Eran la 4 de la tarde, en el albergue todo estaba tranquilo cuando el teléfono sonó. Al otro lado del teléfono, una mujer indignada llamaba para pedir auxilio, te habían atropellado. La mujer no dudó en llamar a la policía del pueblo donde ocurrió el accidente; estos muy amablemente le dijeron que te dejaran morir desangrada en el arcén, pero la mujer se negó y llamó a la Protectora de Animales de Villena (Alicante). Yo contesté a la llamada y, tras hablar con la mujer, hablé con mis jefas para ver si podía ir hasta el pueblo vecino (perteneciente a otra comunidad) y poder rescatarte. Me dieron el visto bueno y no dudé en ir a tu encuentro.
Al llegar allí ya eran las 5 de la tarde, llevabas más de una hora desangrándote ante la atenta mirada de las fuerzas de seguridad. No dudé en hacerte un torniquete y parar la hemorragia que tenías en tu pata trasera. En ese momento tú me miraste, te metí en el coche y nos fuimos a Villena donde un veterinario ya aguardaba tu llegada para poder atenderte. A las 18:00 horas llegamos al veterinario y entramos en quirófano para poder pararte la hemorragia y pasada una hora se te pudo parar la hemorragia de la pata. Te subí al albergue para que esa noche pudieras descansar tranquila y cómoda.
El 23 de enero de 2008 se te volvió a bajar al veterinario para poder operarte la pata. Por la tarde, cuando volviste al albergue, todos estábamos contentos de ver tu coraje, todo había ido bien.
Transcurrían los días con normalidad pero cuando se te quitó el vendaje de la pata, algo no iba bien, se te tuvo que amputar la pata, pero tú tuviste ese coraje y aguantaste. Cuando volviste al albergue después de amputarte la pata, tus cuidadores, y en especial yo, te pusimos el nombre de Coraje, aunque, cariñosamente te llamábamos Trípode (por aquello de tener sólo tres patas).
Todas las mañanas me alegrabas el día al ver que te superabas a ti misma, que superabas tus miedos y que corrías como una loca por todo el patio demostrándonos que tu podías ser como un perro de cuatro patas o mejor.
Llegó el momento de la despedida. Te fuiste a Ciudad Real, donde unos señores muy amables te conducirían hasta Francia donde una buena familia te iba a dar el cariño que tú necesitabas. No me pude despedir en Ciudad Real pero sí lo hice en el albergue de Villena, donde te vería por última vez.
Hace cosa de dos meses me llegó una foto tuya a mi correo y vi que estabas muy bien. Me alegré mucho de saber que estás bien en Francia, de que tu nueva familia te estaba dando el cariño que necesitabas, el cariño que un día tu dueño no te dio. Espero verte algún día y que te pueda llamar CORAJE.
Fdo. Jorge Cánovas Rocamora