Corazón de piedra
Abandonad toda esperanza, salmo 51º
Los caminos del mercado editorial son inescrutables. De la noche a la mañana, Norma Editorial, que tenía los derechos de DC Comics en España, vio como estos pasaban a manos de otra empresa. Lo que en un principio podría haberse quedado en un importante traspiés financiero se convirtió a la larga en una bendición. Quizá no para la empresa, pero sí para los lectores.
Y es que con este cambio la editorial orientó sus beneficios a otros menesteres, dedicándose a nutrir aún más su catálogo de obras incontestables: a los buques insignia de su línea editorial, como buena parte de la obra de Frank Miller, Hellboy de Mike Mignola o el cómic europeo más granado (del francés Moebius al italiano Milo Manara), sumó varios clásicos contemporáneos del noveno arte. Este es el caso de Strangers in Paradise, de Terry Moore, que ya les recomendé encarecidamente hace unos meses. Y es también el caso de Concrete.
Estamos ante una serie que, a pesar de los múltiples premios recibidos (entre ellos, tres Eisner y dos Harvey, los más importantes de la industria del cómic norteamericano), no contaba con una edición rigurosa en nuestro país. Ahora, gracias a Norma Editorial y con una espléndida traducción de Raúl Sastre, podemos disfrutar de la obra más emblemática de Paul Chadwick.
El protagonista de Concrete es Ron Lithgow, un escritor que se ve convertido en un monstruo de hormigón, un cerebro humano atrapado en un cuerpo artificial. De ahí la consiguiente fascinación, a medio camino entre el culto y el rechazo, que la sociedad sentirá por él: unos querrán convertirlo en un héroe; otros, en la proyección de sus miedos más atroces. A su lado estarán siempre la doctora Maureen Vonnegut (nada que ver con Kurt, como se ve obligada a repetir docenas de veces) y su ayudante, el también aspirante a escritor Larry Munro.
A lo largo de las páginas que conforman el primer volumen de la edición completa de Concrete, titulado "Las profundidades", nos encontramos con historias concebidas entre los años 1986 y 2000. Toda una vida, que dirían algunos. Y es que, como señaló el poeta Paul Valéry, para un creador de verdad cualquiera de sus obras nunca se acaba; simplemente, llega el momento de abandonarla. Paul Chadwick todavía no se ha rendido. Como él mismo ha señalado en alguna ocasión, vuelve una y otra vez a revisitar la historia de Concrete, incluyendo una novela y un par de guiones con vistas a dar como resultado una, hasta ahora frustrada, adaptación al cine. Mientras la obstinación del autor siga ofreciéndonos relatos como La travesía transatlántica, donde los protagonistas se ven en un bote a la deriva durante varios días, y que alcanza un nivel literario, tanto conceptual como estilístico, que para sí quisieran el noventa por ciento de las novelas que se editan en la actualidad, los lectores estaremos de enhorabuena.
Concrete de Paul Chadwick está editado por Norma Editorial.