Fiestas

Cosa de fábula

Vencido en embajada y guerrilla, que son derrotas políticas, el moro se dispone para ser vencido en lo cultural, que es derrota del espíritu. Así la sumisión es total. Pero el moro nos ha salido con inquietudes de teólogo mariano y quiere, antes de abandonar su fe y acogerse a la cristiana, solucionar una duda. Por ello, en verso, en la Conversión del Moro al Cristianismo que se celebra en Villena, el moro plantea su duda a quien una vez que le ha vencido le quiere convencer.
“Digo que no puede ser
que de una Doncella intacta
naciera este Dios, y Hombre
quedando Doncella casta.
Esta es la dificultad,
que me aturde, y me desmaya:
parir, y quedar Doncella,
parece cosa de fábula”.

“Digo que no puede ser
que de una doncella intacta
naciera ese Dios y hombre
quedando ella inmaculada.
Esta es la dificultad
que me confunde y que me pasma:
parir y quedar doncella,
parece cosa de fábula”.

Conversión que es copia en gran parte, como ha demostrado Domene Verdú, del "Coloquio al Santo Nacimiento de nuestro Señor Jesu-Christo entre un moro y un Christiano" de un tal Diego de Ornedillo y como se observa en los textos que abren este artículo, textos correspondientes respectivamente al "Coloquio..." de Ornedillo, editado en el siglo XVIII, y a la Conversión publicada en Villena por Claudio Perlásia en 1915 y "compuesta" por Juan Martínez Navarro con el subtítulo "Sobre la pureza de María y el nacimiento de su Santo Hijo".

El asunto que el musulmán expone ronda las cabezas del cristianismo prácticamente desde sus orígenes. Y si la virginidad de María antes del parto fue menos cuestionada, había indecisión sobre si esta virginidad, dando a luz naturalmente, seguía existiendo.
"Parir, y quedar Doncella". Aquí el pero del musulmán.

Cuando hace años estudiamos la Conversión de Villena ya vimos que en "El relato del peregrino", que es autobiografía de Ignacio de Loyola comunicada entre 1553 y 1555, el santo hace referencia a su encuentro con un moro que discute la virginidad de María después del parto: "que bien le parecía a él la Virgen haber concebido sin hombre; mas el parir quedando virgen no lo podía creer". Precisamente la misma incredulidad que se plantea en el texto de la Conversión, incredulidad que como demostramos entonces no casa con presupuestos del Islam pero que vendría a ser fruto de la dualidad maniquea a la que las manifestaciones populares reducen a las partes, en estos casos metiendo en un todo infiel al contrario.

Retomando "El relato del peregrino", Ignacio de Loyola, aún vehemente según nos cuentan algunas publicaciones jesuíticas, juró perseguir al mahometano de por vida hasta que abjurara de su anatema; si bien, el santo moderó su instantáneo ímpetu dejando elegir camino a la acémila que le transportaba para que fuera la providencia –a través de la mula– quien decidiera si debía perseguir al infiel o continuar su camino hacia Zaragoza. El animal finalmente determinó la senda más pacífica.

En la Conversión de Villena, planteada la pregunta por el musulmán, el cristiano lo catequizará echando mano del sencillo símil de la luz y del cristal: Igual que un rayo de sol entra y sale por un cristal sin romperlo, así Dios hizo en María. Entró y salió sin "romperla". Argumento que los estudiosos han visto ampliamente difundido por utilizarse en el catecismo del jesuita Jerónimo Ripalda (1616) y también en las versiones posteriores retocadas de este catecismo, popularmente conocido como "el Ripalda y Astete", como la de Gabriel Menéndez de Luarca (1742-1812):

"P. ¿Y cómo nació milagrosamente?
R. Saliendo del vientre de María santísima sin detrimento de su virginidad, a la manera a que el rayo del sol sale por un cristal, sin romperlo ni mancharlo."

Símil por lo visto extendido y anterior al propio catecismo como nos demuestra el ejemplo que nos trajo Juan Bta. Vilar de un proceso inquisitorial de 1611 en Murcia contra Juan López, morisco valenciano residente en Villena; o como podemos ver en un poema de Rutebeuf (circa 1245-1285), pobre, borracho, deforme y famoso juglar francés que escribió en "Le Miracle de Theóphile" (c. 1261) los siguientes versos:

"Si com en la verriere
Entre et reva arriere
Li solaus que n'entame
Ainsi fus verge entiere
Quant Diex, qui est ciex iere
Fist de toi mere et dame.
(Igual que el sol entra y pasa a través de la ventana sin romperla, así fuiste tu virgo intacta cuando Dios, que bajó de los cielos, hizo de ti su madre y su señora)."

Los versos y traducción los tomamos del libro de Marina Warner "Tú sola entre las mujeres. El mito y el culto de la Virgen María" (Taurus, 1991). Con este ejemplo comprobamos que la imagen de la virginidad asociada a un cristal traspasado por la luz es imagen antigua. Además, la autora del estudio escribe que el juglar francés se inspira en unos versos navideños anónimos del siglo XII que fueron atribuidos durante mucho tiempo a San Bernardo de Claraval (1090-1153):

"Sicut sidus radium,
Profert virgo filium
Pari forma.

Neque sidus radio,
Neque mater filio
Fit corrupta.
(Como una estrella arroja su rayo, así la virgen arrojó a su hijo de igual manera. La estrella no pierde su virtud por arrojar su rayo, ni la madre por parir a su hijo)."

¿Cosa de fábula?...

Mateo Marco Amorós

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