Creadoras de monstruos
Abandonad toda esperanza, salmo 609º
En la Feria del Libro de Alicante que arrancó ayer jueves 26 de abril, y que se prolongará hasta el próximo domingo 6 de mayo, dos de los protagonistas principales -además de los autores que vayan a firmar sus libros, se entiende- serán Mary W. Shelley y su Frankenstein, una novela que este año cumple los doscientos años de vida (artificial), y que al contrario que la criatura que la protagoniza se mantiene joven y fresca como el día en que se publicó. Con motivo de esta efeméride, el periodista alicantino Rafa Burgos ha organizado un ciclo de charlas titulado "Lectores y Monstruos" al que ha tenido a bien invitarme; por lo cual el próximo viernes a las ocho de la tarde él y yo mantendremos una conversación sobre este mito de la literatura y el cine de terror. Están todos ustedes invitados a pasarse por allí y a intervenir si lo consideran oportuno.
Frankenstein, tanto el doctor como su criatura -y a buen seguro que de esta confusión sustantiva ya ancestral hablaremos también-, son ya un lugar común de la cultura popular del siglo XX, y por tanto resultan conceptos prácticamente inabarcables. Por esta razón habrá que intentar acotar en la medida de lo posible el territorio a escudriñar, y conociéndome -conociéndonos, que Rafa Burgos ha ejercido de crítico de cine durante años- estoy seguro de que dedicaremos buena parte de la hora, poco más o poco menos, que dure el acto a dialogar sobre las distintas adaptaciones oficiales y aproximaciones variopintas que ha tenido la novela de Mary Shelley, empezando por las películas de los años treinta producidas por la Universal y de las cuales las más justamente recordadas son las dos primeras a cargo de James Whale; siguiendo por el ciclo auspiciado por la británica Hammer Films, en su mayoría dirigido por el nunca lo suficientemente reivindicado Terence Fisher; y terminando por las más recientes, y en su gran mayoría olvidables, versiones del libro. Por supuesto, no faltará una de mis películas favoritas (y de las favoritas de cualquiera con un poco de seso que no sea anormal): El jovencito Frankenstein, la mejor parodia que jamás haya conocido el cine de terror, a cargo de un Mel Brooks que nunca volvería a brillar a semejante altura. Y casi seguro que también haremos un repaso a los rostros que han tenido en la gran pantalla la propia autora, su esposo Percy Shelley y su amigo Lord Byron en filmes como Gothic, del siempre excesivo Ken Russell; o Remando al viento, la incontestable obra maestra del cine español que dirigió el más literario de nuestros directores: Gonzalo Suárez.
Precisamente de literatura es de lo que también hablaremos, que para eso ha de servir una feria del libro: para divulgar la lectura. Si tuviera que elegir un título relacionado con el personaje que nos ocupa para recomendarles, optaría sin duda por Frankenstein resuturado: primero, porque en este proyecto literario coordinado por mi maestro y amigo Fernando Marías -a la sazón alma máter del grupo "Hijos de Mary Shelley"- se incluye la propia novela original con una nueva traducción ex profeso a cargo del escritor Lorenzo Luengo; después, porque a partir de preguntarse qué le habría ocurrido a la criatura si fuese real durante las décadas que han pasado desde que se aleja al final del relato de Shelley hasta nuestros días, veintiún escritores y otros tantos ilustradores se han encargado de responder a esta cuestión. Entre los primeros quiero destacar a Elia Barceló, Juan Ramón Biedma, Aixa de la Cruz, Ismael Martínez Biurrun, Vanessa Montfort y Juan Jacinto Muñoz Rengel, a los que en alguna ocasión he leído con sumo gusto. Entre los segundos, ilustradores como Sara Morante, Javier Olivares, Santiago Sequeiros o Fernando Vicente se cuentan entre mis predilectos del gremio; y de la labor de nombres como los de Tyto Alba, Raúlo Cáceres, Mireia Pérez o Carlos Spottorno también he disfrutado en el terreno de la narración gráfica.
Y ya que menciono el noveno arte, hay que aclarar que es un terreno que no está previsto que cubramos en nuestro encuentro porque el especialista en cómic Paco Linares, buen amigo del que esto firma, ya se hará cargo de ello dentro del ciclo de charlas. No obstante, no creo que pueda resistirme a introducir una recomendación concreta, sobre todo teniendo en cuenta que la intención primera es la de no circunscribirnos al personaje de Shelley y tratar en cierto modo la figura del monstruo en general. Estoy pensando en Lo que más me gusta son los monstruos, una novela gráfica como Frankenstein de autoría femenina y de la que cualquier aficionado habrá oído hablar en los últimos meses porque es un título que no cesa de aparecer en todas las listas de los mejores cómics no ya del año, sino de la década. Un juicio que sorprende sobre todo por la unanimidad crítica y porque se trata de un debut; el de Emil Ferris, autora a la que habrá que seguir con atención. Pero si son ustedes de los que todavía no saben de qué les hablo, les diré que una vez leído, Lo que más me gusta son los monstruos se me antoja un relato que aúna textos de una calidad literaria considerable con unas ilustraciones, realizadas a bolígrafo (!) y muchas a toda página, de una ejecución irreprochable y una fuerza apabullante; todo ello para narrar las peripecias de una niña aficionada a las películas de terror que, en el Chicago de finales de los años sesenta, se ve a sí misma como una niña-lobo y detective aficionada dispuesta a desentrañar las misteriosas circunstancias que rodean la muerte de una vecina con la que mantenía una relación de amistad. Dicho esto, debe señalarse que lo más curioso del asunto no es que Ferris haya metido en la coctelera ingredientes que recuerdan a algunos de los autores y obras fundamentales de la historia reciente del cómic: el protagonismo de una niña de Persépolis de Marjane Satrapi; la observación de la cotidianidad de Contrato con Dios y otros títulos de Will Eisner; los retratos expresionistas de Robert Crumb; los guiños meta de las obras más celebradas de Seth; los horrores del holocausto nazi de Maus de Art Spielgelman; la asunción de la propia homosexualidad de Fun Home de Alison Bechdel; o el virtuosismo formal de la obra de Chris Ware (tres autores estos últimos que han bendecido públicamente a la novel autora, por cierto). Lo verdaderamente sorprendente de todo es que el cóctel, pese a lo dicho y a la cantidad de referencias culturales que aglutina (una de ellas, el mismo Frankenstein), resulta ser un relato construido de forma tan orgánica que acaba erigiéndose en una obra en apariencia sumamente personal y que reflexiona sobre, entre otros muchos temas, la idea de lo monstruoso. Un debut pues absolutamente deslumbrante del cual su responsable ya trabaja en una segunda parte que verá la luz en Estados Unidos este mismo verano. Ahora solo queda esperar que no tardemos mucho en poder disfrutar de una edición española tan cuidadosamente elaborada como esta primera entrega que no pueden dejar de leer. Y lo mismo digo de Frankenstein, si es que no lo han hecho ya.
La 48.ª Feria del Libro de Alicante se celebra del 26 de abril al 6 de mayo de 2018; Frankenstein resuturado y Lo que más me gustan son los monstruos están editados por Alrevés y Reservoir Books respectivamente.