Cartas al Director

Creo en el 8 de Marzo (Carta al director)

Hoy estoy un poco triste, hoy me siento un poco más mujer ya que ante la adversidad una se crece y eso es lo que sucede cuando no te nombran; pero creen los que evitan decir tu nombre que lo que no se nombra no existe y no saben que lo que sucede es que te fortalecen.
El Día 8 de Marzo es un día de celebración y reivindicación y yo celebro ser mujer porque como dice Mª Dolors Renau i Manén: “Las mujeres han contribuido a la generalización de los derechos humanos luchando por su ampliación a la mitad de la población”. Y lo creo firmemente y porque creo en ello, trabajo y defiendo a las mujeres ante las adversidades. A pesar de lo sola que me pueda sentir en ocasiones, a pesar de ver cómo las personas que nos gobiernan, nos utilizan una y otra vez, pero cuando en realidad les necesitas llamas y no están. A pesar de no encontrar en ninguno de los enfrentamiento políticos –a los que, por otra parte, tan acostumbradas nos tienen– ni una sola reivindicación femenina. Nos utilizan a su conveniencia; sólo nos nombran en torno al 8 de Marzo o al 25 de Noviembre y no todos y no siempre.

Yo creo en las mujeres y su compromiso, creo en lo mucho que podemos aportar y soy consciente de lo que cuesta decir las cosas, y de que no es lo mismo decir “quiero ser igual” que decir “cómo pensamos nosotras que deberían ser las cosas”. Nos resulta difícil porque no tenemos modelos a seguir, los modelos masculinos no nos sirven, nosotras no nos expresamos igual que ellos. Por eso me alegro cuando veo una figura que da un toque de color a una foto en blanco y negro, porque así es como nos gusta hacer las cosas a las mujeres, desde dentro y sin grandes aspavientos.

Creo en el 8 de Marzo, en la necesidad de su celebración y sobre todo en su sentido reivindicativo. Las mujeres, al igual que cualquier otro ser humano, nacemos con los mismos derechos que cualquiera, pero a algún varón en un desdichado momento se le ocurrió discriminarnos, hacernos creer a nosotras y al mundo que éramos inferiores y hemos tenido que ir ganando ese terreno –que en derecho es nuestro– pasito a paso, ya que las mujeres nunca hemos sido depredadoras, caminamos despacio pero lo hacemos sobre terreno firme porque nos avala el derecho –como seres humanos que somos– a vivir en igualdad, a ser respetadas por nuestra valía personal, a llegar donde nuestras capacidades nos lleven. No queremos el puesto de nadie, esto no es un enfrentamiento; nosotras, mejor que nadie, sabemos que avanzar cogidos de la mano llevará más lejos y a mejor puerto a una sociedad que se enfrenta con demasiada facilidad.

Reivindico mi derecho a ser mujer, mujer imperfecta, mujer luchadora, ama de casa y cuidadora, implacable empresaria y defensora de sus creencias. Reivindico mi derecho a elegir cómo quiero que sea mi vida y de qué esté llena o vacía. Reivindico mi derecho a no sentirme culpable por las malas acciones de otros, a ser como soy y quererme por ello; si no soy espejo de nadie, nadie tiene porque ponerme un modelo en el que fijarme y con ello utilizarme incluso para atacar a mis propias semejantes.

No sé si ustedes han tenido la oportunidad de ver “Ágora”, si no la han visto se la recomiendo. Al salir le comenté a mi compañero “si las mujeres gobernáramos el mundo, este sería más bello y no existirían las guerras”, firmemente así lo creo.

Fdo. Carmen Fita Lorente

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