Crímenes en serie
Abandonad toda esperanza, salmo 616º
Solo puede deberse a su generosidad sin límites que la organización de Bruma Negra, un año después de que visitara la preciosa localidad de Plentzia en la que se celebran estas jornadas dedicadas al género negro, me haya vuelto a invitar a su nueva edición; en esta ocasión para participar en una mesa redonda sobre cine y series televisivas recientes de temática criminal junto a dos compañeros de excepción: Noemí Pastor y Josevi Blender, este último también responsable del cartel del certamen que pueden apreciar al lado de estas líneas. Líneas que aprovecho para agradecer públicamente a los organizadores, con el sin igual Juan Mari Barasorda a la cabeza, su amable deferencia -insisto- hacia mi persona.
Confieso que, así a bote pronto, no sé muy bien de qué hablaré en el transcurso de dicha mesa. Sobre todo, porque como ya sabrán muchos de ustedes yo soy más de cine que de series y, por lo que hemos hablado de cara a preparar el encuentro, todo parece indicar que la televisión será la gran protagonista del debate. Y ya saben, a mí me sacan de Twin Peaks y... Vaya, que hablaré de nuevo de la serie de David Lynch y Mark Frost con la excusa de que la historia partía de un asesinato, el de la tristemente célebre Laura Palmer, para luego descubrirse que antes había habido como mínimo una víctima más (Teresa Banks); y que una amiga de Laura, de nombre Ronette Pulaski, estuvo a punto de ser la tercera. Intentaremos obviar que luego la serie tomó otros derroteros muy distintos, desarrollando no ya una mitología, sino toda una cosmogonía transmedia sin parangón en el ámbito audiovisual que ríete tú de El Señor de los Anillos, Star Wars o incluso todo el Universo Marvel de las películas y también de los cómics.
Pero como no solo de Twin Peaks vive el columnista, escarbo en mis recuerdos de las pocas series que he visto últimamente, y solo se me ocurre una verdaderamente memorable y que, por fortuna, no desentonará en una mesa redonda como la que proponemos. Me refiero a Manhunt: Unabomber, miniserie de ocho episodios basada en un hecho real: los actos terroristas de un sujeto apodado Unabomber, que empujado por su ideario antisistema envió dieciséis paquetes bomba que acabaron con la vida de tres personas e hirieron a otras veintitrés; todo ello durante diecisiete años en los cuales el FBI se vio obligado a redefinir su política antiterrorista para adaptarse a nuevas formas de sembrar el terror. La serie, de construcción temporal y precisión narrativa milimétricas, está dirigida en su totalidad por Greg Yaitanes (lo que le da una uniformidad visual muy de agradecer); y por su temática puede ser considerada prima hermana de dos aportaciones del realizador David Fincher al imaginario reciente del género: la película Zodiac y la serie Mindhunter, que ya les recomendé en su momento. En cuanto a su reparto, cuenta con dos protagonistas que dan lo mejor de sí mismos en un cara a cara antológico: Sam Worthington es el agente del FBI Jim 'Fitz' Fitzgerald; mientras que un soberbio Paul Bettany encarna al terrorista Ted Kaczynski, alias Unabomber, con una sobriedad muy inquietante y un carisma a prueba de bombas (perdón por el chiste fácil).
Más allá de esta serie, poco más a destacar. Quizá merezca una cierta atención otro serial de ocho entregas, The Sinner, que consiguió algo inaudito en quien esto escribe: que la empezara y la terminara en tantos días como capítulos tiene. Como ha ocurrido otras veces, caí en sus viejas artimañas en pos de manipular al espectador, aunque como reza la campaña publicitaria de esta serie creada por Derek Simonds, esta vez el enigma no consiste en saber quién es el asesino (en este caso asesina, el papel que encarna Jessica Biel, a la sazón productora ejecutiva de la serie) porque esto es algo que se sabe desde el principio, sino en descubrir por qué cometió el asesinato que protagoniza la escena más impactante del primer capítulo. Pero una vez alcanza su conclusión, The Sinner se revela como un producto de corto alcance, y del que lo único que sobrevive en la memoria resulta ser Harry Ambrose, el rol del policía encarnado por Bill Pullman; un personaje complejo y con aristas cuyo atractivo no ha pasado desapercibido y al que por tanto podremos ver de nuevo en agosto gracias a una segunda temporada que se centrará en un caso distinto. ¿Estaremos ante una nueva versión de la entrañable Jessica Fletcher, pero adaptada al nuevo milenio mediante el añadido de problemas emocionales y una oculta adicción al sadomasoquismo?
Y poco más que contar... salvo que hace unos días vi el episodio piloto de Safe empujado por alguna crítica positiva, el aval del escritor Harlan Coben como creador del producto y la curiosidad que despertaba el hecho de volver a ver a un Michael C. Hall del que nos despedimos tras la octava y última temporada de Dexter. Pero todo en él me sonó a ya visto, y de momento no tengo intención de retomarla... aunque quizá con esto de participar en una mesa redonda sobre crímenes televisivos vuelva a darle otra oportunidad. Y hablando de oportunidades: no pierdan la de visitar Plentzia en esos días y asistir a un evento que pese a su brevedad nada tiene que envidiar en interés y solvencia a la decana Semana Negra de Gijón o, permítanme presumir, a nuestro Mayo Negro alicantino. Luego no digan que esta vez no les avisé con tiempo.
Bruma Negra VI se celebra en Plentzia (Vizcaya) del 21 al 23 de junio de 2018; Manhunt: Unabomber, The Sinner y Safe están disponibles en Netflix.