Cultura

Crónica de un domingo agitado

Volvía con el tiempo justo de un largo fin de semana: desde el jazz con temas infantiles del viernes a la comida dominguera en la Font Roja. Así que, con todo acumulado, llegamos al Paseo Chapí pasadas las siete de la tarde. La Comisión Provisional de Democracia Real Ya (DRY) de Villena ya había comenzado los talleres para niños y niñas, los portátiles estaban en marcha, la pantalla improvisada con papel continuo preparada sobre el kiosco, y los carteles indicando el lugar donde se formarían los grupos de debate sobre Educación y Participación Ciudadana pegados en las farolas.
Un conjunto de ciudadanos y ciudadanas de Villena, junto a los de otras sesenta ciudades, se concentraba para expresar su malestar con el Pacto del Euro –un pacto, queridas personas, sobre el que deberían informarse seriamente ya que les afectará a ustedes tanto como al resto–. Una parte de la ciudadanía de Villena, sin afinidad en cuanto a ideología, religión, situación laboral o económica, nos reunimos en el Paseo Chapí y lo importante no era mostrar nuestra disconformidad con el Pacto del Euro, sino informarnos sobre el modo en que nos afectará. Información. Información sobre aquello que condiciona nuestro modo de vida. De modo que se leyeron las nefastas consecuencias que desde DRY habían entresacado de la maraña de palabras que al respecto aporta nuestra clase política. Y con el fin de esclarecer algo más el tema en cuestión se proyectaron vídeos de reputadas personalidades explicando y advirtiendo del significado de este pacto.

Manteniendo el espíritu del Movimiento 15M la posibilidad de intervención estuvo siempre abierta y habló quien quiso hablar, incluso para decir que lo más importante era haber podido hablar, encontrar un lugar donde poder hablar, donde poder expresar su preocupación, su situación. Resultaba como decir “esto es el 15M”: el espacio donde la ciudadanía realmente elige el camino a seguir. Un camino que debe ser consensuado por todos y todas. Un camino que poco tiene que ver con las propuestas sesgadas e inconexas de los programas políticos. Un camino que nos afecta, que afecta a dos, tres cuatro generaciones.

Creo que DRY está centrado en una realidad y una verdad tan contundentes como para provocar lo que ya está provocando cada vez más: una consideración por parte de las personas que elegimos para representarnos. Como ciudadanía hemos puesto las cosas demasiado fáciles para que ocurra lo que está ocurriendo: tanto la corrupción, como el paternalismo político que obvia nuestro interés sobre lo que nos incumbe. Es hora de estar donde debemos estar, de aplicarnos derechos y deberes. Hora del civismo, del compromiso, de la implicación. Porque nuestra culpa radica en nuestra pasividad e inmovilismo; en nuestras excusas, el propio convencimiento de nuestra impotencia para cambiar el mundo.

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