Hace poco fue recogida por mis pabellones auditivos la no sorprendente noticia de la creación de un nuevo, otro, impuesto municipal. Esto me maravilló tanto que tuve la osadía de preguntar: ¿En qué consiste?. Aparte de la gilipollez que conlleva esa pregunta, pues se supone que consiste en pagar, informóseme de que era por tener en propiedad una mascota.
Estoy en la creencia, para que luego digan que no creo, de que lo recaudado no será empleado en fines benéficos ni sociales, sino que irá en su casi totalidad, esa es la pretensión buscada, a subsanar la deuda creada por otros y de la cual la Generalitat esa donde dijo digo ahora dice Diego. Y tan panchos, hala.
Le consulté a mi perrita su parecer al respecto de tal medida y, de repente, se puso a defecar. Haciéndolo, por un casual de la vida, debajo de un cuadro de la Atalaya. Mis respetos a su libre y espontánea opinión.
De todos los disparates oídos y por oír, este penúltimo se lleva la palma. Pues se puede llegar a la conclusión de que cuando no se puede aumentar la cuantía del impuesto saldrán con la genialidad de: Las moscas, mosquitos, cucarachas y tal que conviven con nosotros en casa también son mascotas. ¡A pagar!. Y cómo no, los agilipollaos de siempre a hacerlo.
Si de lo subsanado se comprobara que en realidad rebaja en algo, ya sería mucho, la lista del paro en Villena no se vería tan mal, pero pretender hacer que nuestros perros, gatos y demás corran con los bárbaros gastos de los platos rotos por otros es de juzgado de guardia y guillotina.
Y como mi Nancy pasó el otro día por las inmediaciones del Consistorio soltando un rotundo ¡Guau! (que en su idioma canino viene a significar más o menos: ¡¡Una mierda pa ti!!), yo que también opino lo mismo me doy el piro.
Lo dicho, el día que quieran cobrar por los cuesquetes expelidos en la calle un servidor dejará para siempre la fabada. Hasta más ver, pues.
Fdo. Tony Piojo
