Fiestas

Cuánto hemos cambiado

Durante los meses de junio y julio de éste año, publiqué en el blog eleslabonvillena.com la primera guía que se conoce de Villena. Se editó en 1965 y, entre sus apartados, figura uno que resulta propicio para releer en estos días próximos a nuestras fiestas septembrinas.
Su título: “Tipismo de sus Ferias y Fiestas”, y comienza con una alusión al saludo que en la revista anual Villena de 1963 escribió sobre nuestra ciudad el entonces Ministro de Información y Turismo Don Manuel Fraga Iribarne.

“Anualmente el pueblo de Villena celebra unas fiestas, llenas de belleza y colorido, en las que se recuerda, para ejemplo y lección de todas las generaciones, este carácter predominante espiritual de nuestra Reconquista y el esfuerzo, tesón y generosidad de sus hijos por conseguir la libertad y la independencia dentro de un orden cristiano. Por ello quiero destacar, aprovechando la ocasión que se me brinda, junto al aspecto festivo y folklórico que tienen estas fiestas, su profundo significado histórico y espiritual, siendo dignas de ser exhibidas con todo orgullo por los hijos de Villena como alto exponente de calidad artística y de conciencia tradicional”.

El redactor del artículo, escrito en 1965, entre otras cosas dice: “Hemos de consignar que en los últimos cuarenta años las fiestas han venido cambiando en alguno de sus aspectos, si bien dentro del marco general de conservación de lo tradicional, que, en verdad, se mantiene e incluso se acentúa”.

Cita también: “Autorizadas opiniones dicen haber llegado a un punto culminante –difícil de superar- en el esplendor de los festejos septembrinos; sin embargo el festero opina que, aun siendo mucho lo conseguido, no puede ni debe resignarse a conservarlo solamente, sino que el ideal va más allá y tiende a complementarlo en cuanto les sea posible, realzándolo con la supresión de lo superfluo y la adición de los detalles de buen gusto tendentes a mejorar y prestigiar la fiesta”.

De entonces acá han transcurrido cuarenta y cinco años y muchos son los cambios acontecidos, para ello vamos a ir recordando algunos de los más significativos y transcendentales, así como algunos apuntes que considero curiosos resaltar:

• A principios de los años 70 se fundó la Junta Central de Fiestas, órgano que aglutinaba a las catorce comparsas y vino a sustituir la gestión que, hasta ese momento, realizaba la Comisión de Fiestas del M.I. Ayuntamiento de Villena.
• Se creó un nuevo desfile, el de la Esperanza en la mañana del día 6, y a la Entrada de Capitanes del día 9 se le fue dando un nuevo realce, desapareciendo paulatinamente la arcabucería, hasta dejarlo como está en la actualidad.
• En 1974 se llevó a cabo en nuestra ciudad el primer Congreso Nacional de Fiestas de Moros y Cristianos, lo que supuso un análisis profundo de su contenido.
• Las guerrillas desaparecieron de Santa Lucía, y las Embajadas, de la puerta de Almansa, pasaron a la plaza de Santiago y de allí al castillo de la Atalaya.
• Se modificaron recorridos de desfiles, algunos, como el de las Dianas, resultaron fallidos y se volvió a lo de antes. Otros quedaron modificados, como la Procesión del día 8 o el recibimiento y despedida de La Morenica, en los que el alumbrado y ritmo procesional fueron sustituidos por romeros, y en los que no faltó tampoco la supresión de calles por las que, toda la vida, habían pasado.
• Las mujeres se incorporaron a las fiestas, en igualdad de condiciones que los varones.
• La masificación en casi todos los actos siempre está presente, salvo en las Dianas y Ofrenda.
• La Losilla se acortó y el Portón se alargó.
• El recibimiento de la Patrona se adelantó a la tarde del domingo del Pasacalles y ya hay muchas voces que sugieren que se devuelva a su santuario el domingo de la Esclavitud, a primera hora de la mañana.
• Si bien la corrida de toros del día 7 se ha mantenido, la actuación del Bombero Torero en la tarde del día 8 desapareció, así como los conciertos de la banda de música en el Paseo, las noches de los días 4 y 9 y la fiesta de la “Banderita” en la mañana del día 6.
• Ahora bien, pese a que en la tarde del 5 de septiembre, como acto, sólo tenemos La Entrada (que no es poco), unos 3.000 festeros y festeras continuamos comiendo deprisa. No hay forma de que se convenzan, los que mandan, que empezando una hora más tarde no pasa nada.

Para que todo esto sucediera y en otros siga sucediendo, muchos festeros y festeras han dedicado su esfuerzo y su tiempo libre a trabajar para que lo anteriormente expuesto pasara de la idea a la realidad. Sin prisa pero sin pausa, se fue suprimiendo lo superfluo y las miras se encaminaron en conseguir el buen gusto, en dar elegancia y fluidez a los desfiles, mejorar las Embajadas y Conversión y conseguir que los festeros infantiles se sientan identificados como tales, con su correspondiente protagonismo.

En definitiva, en la mayoría de actuaciones se ha venido trabajando acorde con los tiempos y esto es motivo de satisfacción. El esfuerzo ha sido importante, continuamos teniendo unas “buenas y agradables fiestas” y ahora lo interesante sería conseguir que las futuras generaciones se involucren y continúen mejorando el gran legado que se les deja.

A lo largo de estos años he escuchado frases de gran calado festero, como son: “un año más”; “nos encontramos en éste marco incomparable”; “es que esto es tradicional”, “como ya es tradicional”, y aquí es donde quiero incidir para ir finalizando. Considero que se abusa en exceso del término “tradición”. El diccionario de la RAE lo define con claridad. Es preferible que digamos que “vamos acorde con los tiempos” o que “incorporamos esto, eso o aquello a nuestras fiestas”.

Decía Winston Churchill: “Para mejorar hay que cambiar. Para ser perfecto hay que cambiar a menudo”.

Veliusycía
Julio de 2010

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