¡Dame argooo!
Al igual que los Astrud cantaban aquello de Hay un hombre en España que lo hace todo, en nuestro ayuntamiento hay un hombre que debe decir casi siempre y a casi todo que no. Bueno, vale, no es para tanto, pero les aseguro que no me gustaría estar en el pellejo de José Joaquín Valiente durante los próximos dos meses.
Ser concejal de Hacienda es lo que tiene, señora, que mientras los compañeros de equipo de gobierno, llenos de ilusión, no hacen más que planificar y proponer proyectos, al dueño de las perras no le queda otra que sacar la calculadora, hacer cuentas y, finalmente, tirar de tijera, guillotina, radial o cúter, que cualquier cosa es buena con tal de que no se disparen los gastos y vayamos a tener un disgusto, y a uno le consta que a su antecesor en el cargo, Fernando Úbeda, había quien le llamaba el Samurai, más que nada por aquello de los tajos dados en plan katana a los presupuestos que le presentaban las diferentes concejalías.
Porque encima no me lo dejan tranquilo al Sr. Edil, que después de tomar posesión no ha hecho más que currar para ponerse al día lo antes posible al respecto de la situación financiera del Muy Ilustre y, cuando ya estaba lista la faena y de buenas a primeras, se ha encontrado con las puñeteras lluvias, que traducido al cristiano quiere decir caminos rurales hechos polvo, ramblas conejo que explotan y más euros al capítulo de gastos e inversiones.
Afortunadamente, la sociedad villenense, receptiva y comprensiva con estos hechos, empática con los problemas del concejal, no hace más que pedir más dinero para sus cosas, tan legítimas como cualquier otra, faltaría más. Que por lo visto nos hemos aprendido al dedillo eso de que el que no llora no mama y me temo que de ésta ya no salimos, que como se extienda el sistema ríase usted de los pendones pidiendo el ¡Tercer Instituto Ya!.
No sé ustedes, pero servidor, gran amante y practicante de todo tipo de deportes (sobre todo de los que se pueden ver por la tele sentado en el sillón), es de los que no se pierden la sección de Deportes de EPdV, sobre todo desde que ésta se ha convertido en una especie de Muro de las Lamentaciones al que se puede asistir en pantalón corto y sudadera. Así, fue Ezequiel Oliva quien rompió el hielo con bastante guasa en sus crónicas semanales de hockey, donde no deja de implorar a los cielos semana tras semana para que llegue lo antes posible la ansiada pista cubierta del polideportivo, y por lo visto lo ha hecho con tal éxito que ahora es el Villena C.F., a través de su cronista Felipe Navarro, quien se suma al cachondeo pidiendo a nuestros políticos desde sus escritos el igualmente necesario campo de césped artificial. O sea, Chimo, que como esto siga así dentro de cuatro días me veo a la gente del Club de Natación Villena reclamando la piscina cubierta, dentro de ocho a los chavales del Bel-liana pidiendo pasta para ver si untando a los árbitros cae algo (menuda racha me llevan los pobres últimamente) y dentro de doce a la simpatiquísima Sección de Petanca del Círculo Agrícola solicitándote que les financies las gachamigas y los agrios.
Yo, por mi parte, me conformo con que te quites pronto el muerto de encima y puedas respirar tranquilo hasta
los próximos presupuestos. Y también con que te dejes ver de cuando en cuando, que no todo va a ser trabajar, hombre. Las cervezas las pago yo, que no se diga.