Estación de Cercanías

¿De dónde venimos?

La eterna pregunta de la humanidad. Teorías muchas, muchísimas, todas con flecos fáciles de estirar, que llevan a la incredulidad, muchas nos dicen investigadas, algunas contrastadas, otras imaginadas y expuestas cual idílico cuento que hoy en día mas que flecos muestras jirones en sus bases, pero la pregunta sigue lozana y actual, muda de años, de siglos y de milenios, y sigue esperando una respuesta que sea recogida como La Respuesta por la mayoría.
Siendo así desde inmemorial y mientras que la espera continúa, es interesante conocer distintas aportaciones encaminadas a arrojar luz a su resolución final, y siempre es muy recomendable conseguir un ejercicio para la mente, abrirla, invitarla a respirar y a impregnarse de nuevas perspectivas para mantenerla en forma y alejada de adoctrinamientos que la adocenen. Y eso nos propusieron Óscar y Pepe días pasados en la Casa de Cultura de Caudete.

Bajo el título de “La otra historia sobre los orígenes de la humanidad, por fin contada”, estos villeneros nos introdujeron en un atrevido y osado camino de reflexión, nos invitaron a un nuevo planteamiento venido desde la seriedad y el rigor de aquellos descubrimiento científicos que, ahora más compartidos, y más abundantes, han dejado de ser extravagantes divagaciones de unos cuantos y han pasado a la estantería de lo expuesto para ser pasto de nuevas propuestas y diferentes interpretaciones de nuestro ayer cada vez más lejano y menos nítido, pues cada vez los caminos de la ciencia actual, las nuevas tecnologías y la más abundante cultura, ensanchan las lagunas de la duda y nos vuelven a extraviar entre los vericuetos de una cuestión muy difícil de concretar, pues da rienda suelta a todo tipo de elucubraciones, fantasías e interpretaciones que siempre nos dejan la semilla del ¿por qué no?

Estos dos entusiastas de encontrar otras contestaciones nos ofrecieron como aperitivo del banquete imágenes que, en mi caso, por desconocidas, me parecieron sorprendentes. Vimos las piedras de ICA, rocas halladas en Perú que muestran tallados en ellas dibujos de hombres y dinosaurios en actitud de caza. ¿Coexistieron? Vimos imágenes de restos humanos aparecidos en India de un tamaño descomunal que podrían ser la confirmación que dé vida a una ancestral leyenda de aquellos lugares que describía a hombres de gran altura y complexión bajados del cielo a modo de dioses protectores. Siluetas de aparatos aéreos en grabados egipcios, escrituras de esta civilización que algunos expertos interpretan como una disputa relatada en pos de la paternidad de un miembro real y la disposición a poder dilucidarla, disparando con ello la razonable duda del posible conocimiento genético de esta raza milenaria…

Todo lo que nos mostraron y desde luego fundamentaron con datos científicos, nombres, bibliografía y sitios web, apuntaba a la posibilidad de vida extraterrestre, con planetas habitados, con seres muy superiores de los que podríamos ser creación, y con los que según algunos gobiernos como el búlgaro ya existen contactos, confirmado por sus servicios especiales. Con todo este repertorio de posibles acontecimientos certificados por expertos, con los pasos de gigante que la ciencia da en nuestros días y con la, afortunadamente, cada vez más extendida apertura mental en estas cuestiones, acogida a la siempre imprescindible cautela de las teorías, por qué no emplear en estos días de descanso –que algunos utilizar para recordar, de nuevo, sucesos milenarios que se tambalean desde su vertiente más pragmática, quedando solamente al amparo de la ciega fe que mueve montañas y recrea dioses indemostrables sin restos sobre los que investigar– para dedicar algo de tiempo a valorar estas teorías que pueden parecer disparatadas o fantasiosas pero que, en el fondo, no son tan diferentes a otras que hemos aceptado como válidas.

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