Cultura

¿De dónde viene ese sonido?

Las cosas que le preocupan a una persona son tantas que deben aguardar turno para conseguir atención. No importa la contundencia de los argumentos, ni la herida que ha dejado en nuestra carne, porque el entorno que hemos creado a nuestro alrededor propicia que las preocupaciones oscilen entre nuestros pensamientos –barbaridades como la práctica de la ablación nos retuercen al conocerlas, nos retuercen cada vez que las recordamos, pero se diluyen tarde o temprano en nuestra conciencia–.
Sin adentrarnos en las grandes tragedias, pero nombrándolas para demostrar el poder hipnótico del actual sistema de vida, me encuentro como por casualidad con la última entrada de Vilart en el portal de blogs Villena.org.

El anuncio de la próxima salida del disco La ciudad de las bestias del grupo Universo Inverso me llama la atención. No es sólo mi afinidad por los sonidos del Hip Hop, ni el interés que me despierta la asociación VilArt a la que espero volver a ver pronto en acción. Ni siquiera se trata de un especial afecto hacia el grupo en cuestión. Lo que me ha traído, lo que trae a esta página las palabras es más bien una repentina mirada sobre el panorama musical villenero.

Creo que el último cedé que coloqué en mis estanterías fue el Ómnibus de Abba Zabba. Recuerdo aquella casi presentación del disco de Ingresó Cadáver, de las intenciones de algunos otros grupos, de las propuestas de Marga, de Fuckoff Family por supuesto, y quizás de alguna cosa más. También resulta que DK tiene algunos temas grabados y que he visto, con una alegría que no puedo disimular, reunidos en el Cholo a incombustibles roqueros con trazas de tomar cervezas antes del ensayo (un abrazo para Constan, Chato, Rubén…). Confieso que es difícil pensar que ya no tenemos un nuevo disco de Javi Chispes ni de año en año ni de dos años en dos años.

Pero entonces llegó la energía de VilArt, y en breve el cedé de Universo Inverso, y la ley vital que obliga a mirar al frente, relajar los sentimientos de todo lo que quedó atrás (Papácigos, Al final de la Escalera, Jarana, Frecuencia Stress… hasta Brasa si me apuran el recuerdo). No es oportuna una queja institucional: falta de apoyos, de confianza, de “Villena, interesa”. Porque lo que hay es lo que hacemos, porque hay momentos de subida y momentos de bajada, porque lo importante es que musicalmente, igual que teatralmente o pictóricamente (ay pictóricamente, vaya palabro), sigue habiendo molla en Villena. Más carne de la que la ciudad puede digerir y tanta clase como para lucir más allá de estos confines. Lo que falta más bien es interés en las creaciones donde no salen nuestros hijos y donde no se representan a presidentes de diputaciones.

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