Cartas al Director

De la Revista Villena

Diciembre, es así, es el mes por excelencia de la Navidad, del puente que algunos llaman “de la Inmaculada Constitución”, de hacer balance –esto, en ocasiones, es un poco duro– de un sensible consumismo, de empezar a pensar en las nuevas metas que buscaremos el nuevo año y, cómo no, la fecha en la que ve la luz en nuestra ciudad la Revista Villena.
La que en esta ocasión sale a la calle –será presentada este viernes, 10 de diciembre– es nada más y nada menos que la número 60. Es decir, allá por 1951 -e imagino que con más ganas e intención que medios- el Ayuntamiento tomó esta genial iniciativa. Y digo genial porque desde entonces y a través de sus cuartillas –y del derroche de articulistas, investigadores, poetas, ilustradores, escritores, etc.– se ha ido reflejando la vida, el devenir y hasta me atrevo a decir que la esencia de nuestra ciudad. Personas que nos aportaron, y lo siguen haciendo, generosamente y sin pretensiones, conceptos nuevos y siempre curiosos de Villena. Quienes ya nos dejaron marcaron sus nombres, imborrables en el tiempo, como timbres perdurables.

A lo largo de estos 60 años podemos encontrar verdaderas joyas literarias escondidas y agazapadas a la espera de un ávido lector. Perlas son algunas de estas revistas que en tiempos muy difíciles y complicados alcanzaron una calidad excelente debido al cuidado con el que fueron redactadas e impresas. Muchas de ellas, a pesar de en las décadas que nacieron y de estar supeditadas a los más severos parámetros y creencias, resolvieron con solvencia la tarea de comunicar, de trasportar cultura y de mantener encendida la vela de la continuidad y la esperanza. Y ni que decir de sus portadas. Unas marcaron época, otras fueron discutidas, las hubo que pasaron inadvertidas, otras llamativas… pero todas tuvieron su hueco y su significado.

No voy a discutir que de la misma manera que encontramos ejemplares preciosos también hubo etapas más livianas e intrascendentales –échese un vistazo y notaremos la diferencia en algunos años–. A veces, queriendo contentar a todo el mundo, aún a pesar de no tener nada bueno ni nuevo e interesante que añadir, pasa esto. Sin embargo, y como se suele decir: quien tuvo, retuvo.

Por ello siento, de una manera profunda, que no tenga el reconocimiento y la trascendencia social que esta publicación se merece ahora que ya, como aquel que dice, vive su madurez y, desde el Ayuntamiento se dispone todo cuanto es necesario para su realización y difusión. Sale a la calle en una fecha muy acertada –cuando, en agosto, coincidía con la Revista “Día 4 que fuera” quedaba desplazada y desubicada–, la Concejalía de Cultura la pule y le imprime nuevos aires, su contenido es variado e interesante: Sociedad, Poesía y Literatura, Acción Municipal, Asociaciones, Historia e Investigación, la fundación José Mª Soler, etc. y, lo que es más importante, es la expresión espontánea y sincera que los villeneros tenemos de comunicar a nuestros vecinos el esfuerzo y el compendio cultural que en nuestra ciudad aflora año tras año.

Soy, desde niño, un asiduo lector de estas páginas y ahora, ya mayor, suelo hacer lo posible para asomarme a ellas. No soy quien para aconsejar nada a nadie ni intento –y tampoco quiero– convencer de nada. Tan sólo digo que nunca, la Revista Villena, me ha defraudado.

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