De lujo
Abandonad toda esperanza, salmo 239º
Mientras escribo estas líneas se homenajea al gran Will Eisner en el salón del cómic de A Coruña. Ya fallecido, el creador de The Spirit no ha podido asistir lógicamente a un festival que ya había intentado traerle en repetidas ocasiones por la importancia indiscutible de su figura: en 1978 fue el primero, con su Contrato con Dios, al que se le ocurrió envolver un tebeo con tapas duras y colocarlo en las librerías entre las novedades del mes. Nacía así el hoy tan recurrente término "novela gráfica"; solo después llegaría Art Spiegelman con su Pulitzer bajo el brazo.
Hace veinte años, para los que nos pateábamos Villena -Alfa, Pujalte, Coro y poco más- en busca de los pocos tebeos que llegaban, era impensable que algún día veríamos ediciones de lujo como algunas de las que ya hemos hablado a cargo de autores como Hugo Pratt o el propio Eisner. Pues precisamente del director del salón coruñés, Miguelanxo Prado, se están volviendo a poner en circulación muchas de sus obras... entre ellas una edición integral de Quotidianía delirante: una maravillosa antología de historias breves en las que, además de disfrutar del dibujo de este artista inmenso -qué trazo, qué expresividad en los rostros, qué dominio de la luz y el color-, podemos visitar su universo propio, entre costumbrista y surreal, donde con un poco de mala uva y un mucho de humor fino denuncia el estado de las cosas. Paco Ignacio Taibo II ha comparado al autor gallego con Kafka; sin necesidad de recurrir a culturas foráneas, también encontrarán en sus páginas la ironía de Quevedo, la denuncia de Larra y el esperpento valleinclanesco.
Otro autor tan indispensable como Prado pero muy alejado de su luminosidad es el norteamericano Charles Burns, del que también empiezan a recuperarse en cartoné sus títulos más importantes. El último ha sido El Borbah, que recopila todos los relatos protagonizados por este peculiar detective que esconde su identidad tras una máscara de luchador mexicano. Y como suele ocurrir con Burns, considerado un apóstol de la Nueva Carne -sería al cómic lo que David Cronenberg al cine-, lo de menos es la anécdota argumental; lo que de verdad importa es el microcosmos que describe, poblado de seres mutantes, ancianos con cuerpos de bebés y androides que se pasan las reyes robóticas de Asimov por el forro de los circuitos. No estará a la altura de su Agujero negro, pero hay que leerlo.
Y si hablamos de ediciones de lujo, cómo no recomendar la de V de Vendetta: sí, es cierto que aprovechando el estreno de la película la editorial ya se sacó de la manga un tomo más que digno; pero ahora, cuando al otro lado del charco los editores la han sacado en formato absolute -álbumes de lujo con las obras íntegras y abundante material extra-, llega a las librerías la que podría ser la edición definitiva en español de esta obra maestra escrita por Alan Moore y dibujada por un David Lloyd que nunca ha estado mejor que aquí. El guionista, tan personal a su modo como Prado o Burns, plantea un universo de ficción terroríficamente parecido al nuestro. Y la obra, como las de los otros autores citados, cuenta por fin con el envoltorio que merece y que la conservará para que la lean futuras generaciones hasta el fin de los tiempos, con o sin e-book mediante.
Quotidianía delirante, El Borbah y V de Vendetta están editados por Norma, La Cúpula y Planeta de Agostini Comics respectivamente.