De por vida
Porque siendo comunidad necesitamos de los demás dándonos a los demás. Asistiéndonos mutuamente
Homo sum, humani nihil a me alienum puto –Soy un hombre, nada humano me es ajeno– es expresión que Terencio –Publio Terencio Africano– puso en boca del entrometido Cremes, personaje de la comedia titulada El enemigo de sí mismo.
Al margen del sentido de esa frase en el contexto particular de la obra, pues Cremes la pronuncia para justificar su indiscreción, la sentencia se ha universalizado como máxima aleccionadora instándonos a, por ser humanos, importarnos los demás.
Siglos más tarde, Jomo Kenyatta, padre fundador de Kenia, nos animará a la convivencia dejando claro que necesitamos de los demás para ser. Para, sirviéndonos, poder realizarnos:
No hay individuos aislados entre nosotros... La existencia entera del individuo está ligada, de por vida, a la comunidad. Sus responsabilidades morales, así como sus obligaciones sociales, vienen determinadas por el trabajo cotidiano efectuado en función del grupo. Por tanto, le será imposible satisfacer sus necesidades personales (físicas o psicológicas) salvo si las efectúa en función del grupo.
Eso es. En función del grupo. Porque siendo comunidad necesitamos de los demás dándonos a los demás. Asistiéndonos mutuamente. De por vida.
