De recuerdos, memorias y olvidos varios
Recuerdo el tremebundo alegrón que produjo entre mis compañeros y yo aquel 20 de noviembre de 1975 la noticia, esperadísima para algunos muchos, del no tan repentino fallecimiento del entonces Jefe del Estado. Notición del que fuimos informados por los Padres Salesianos, colegio privado al cual tuvieron la ocurrencia, con mayor o menor fortuna, no sé, de matricularme mis padres.
Nuestra dicha no vino a raíz del diñamiento en sí (¿qué sabíamos nosotros?), sino por los 3 días de luto en los cuales no habría clases. Nos pusimos como se pondría un pobre encontrándose un sobre con mil euros dentro, rebosantes de euforia. Teníamos diez años, qué más se puede esperar
¿medallas?
Euforia esta que se tornó demasiado empequeñecida en cuantico el dire notificó la obligatoriedad de asistir a la capilla durante el luto a rezar por el alma del fallecido. En tres días rezamos más que un mogollón de pecadores en una semana. Y a ver quién tenía narices (por no nombrar otro apéndice más juguetón) de hacer novillos.
Llovió ya desde entonces y ahora vuelve a salir a colación el dictadorzuelo con esta movida de la Memoria Histórica. Pretenden exhumar sus restos de la megalómana construcción, erigida por y para alimentar su demencial egolatría, pomposamente llamada el Valle de los Caídos. A mi parecer esto debió haberse hecho hace años, lustros, decenios o simplemente no haberlo enterrado en el lugar nunca.
Como la cuestión va de Memoria, no deben caer en el olvido aquellos del otro bando a los que se les dio el paseíllo para ser asesinados de forma vil y cobarde en cunetas, muros de cementerios u otros paredones, para luego ser tirados sus cuerpos en fosas comunes cuales perros. Todo esto (¡Viva el cinismo!) afirmaban hacerlo a fin de limpiar su España de rojos, masones, traidores a la patria (como si ellos no lo fuesen) y un sinfín de gente de mal vivir. ¡Ole tus huevos, capao!
Saltan al ruedo ahora los del bigotillo añorante del 36 y echando pestes (como siempre) alegan que el soterrado debe permanecer allí porque al tratarse de un Caudillo de Dios en España su sepulcro debe estar en concordancia a esta condición. Matizar que esta denominación viene a razón de que el susodicho dictador se autoploclamó de tal manera. Y claro, los manicomios están de adorno.
Y como ya es hora de dar portazo al asunto de una vez por todas, éste que lo es se va a ver si su perrita exhuma el hueso que enterró el otro día. Lo dicho, se equivocó el artista: la paloma de la Paz y la Libertad es blanca, no roja. Hasta más ver, pues, ¡Au!