Demagogia e ingobernabilidad
Hace algunos pocos años, cuando gobernaba el anterior equipo de gobierno, se lanzó una campaña de descrédito a ese mismo equipo desde sectores influyentes y conservadores de esta ciudad. Peñas pro-taurinas en pro de la conservación del coso, incluido el graderío que hoy no existe; plataforma anti-parking, como si fuese el primero de España; mensajes de unidad frente a la división del tripartito. Dardos envenenados que dieron sus frutos: cambio de gobierno con mayoría absoluta.
Es cierto que el anterior equipo tenía discrepancias éramos tres partidos, pero la discreción, el respeto y la lealtad a un acuerdo primaron sobre puntuales desavenencias y las dimisiones que se produjeron, entre ellas la mía, fueron siempre desde la máxima cordialidad y elegancia.
El PP venció por mayoría absoluta desde el foro de la Demagogia, porque a ver quién responde, a fecha de hoy, qué ocurre con los macroproyectos anunciados y prometidos. Y es necesario recordar que ningún gobierno municipal, desde la era democrática, ha tenido tantos recursos financieros como los que cuenta la alcaldesa Celia Lledó. Que entre los fondos de la Generalitat, los de la Diputación y los del Plan Zapatero no tendrá nunca motivos para quejarse.
Hoy ni los esperpentos de Valle Inclán ni las profecías de los mejores adventistas podrían dar fe de la triunfal llegada del poder del PP en Villena. De doce concejales, que son trece con la dimisión de Evaristo, se fraccionan al 50%. Celia logra recuperar a dos para su causa proporcionando mayor desconsuelo a la causa de los sobrevivientes campistas y el culebrón, que no es veraniego sino desde el principio de la legislatura, no parece tener fin.
Porque más que familias políticas, ripollistas o campistas, lo que subyace en cualquier análisis es la fractura personal entre un grupo y otro. Por cualquier motivo ha surgido una desconfianza bipolar en la que la información necesaria ha dejado de transmitirse, los recelos crecen y la animadversión se estimula. Bajo estos parámetros la viabilidad amistosa ya es imposible y lo que debería ser una riña particular, de un todopoderoso partido, redunda en la eficaz gestión municipal, que al fin y al cabo es lo que anhela cualquier ciudadano de a pie.
Si Celia destituye de sus delegaciones a sus subordinados rebeldes seguirá cometiendo un grave error. Porque a los castigados se les añadirán compañeros solidarios. No puede el Ayuntamiento gobernarse con seis concejales de veintiuno, y si el siguiente paso fuese la expulsión definitiva de los mal llamados indisciplinados, correrían las sustituciones, y si no hubiesen bajas por salud o motivos personales, hasta el número diecinueve de la lista: récord guiness y portada de la CNN y la BBC. Triste espectáculo y hazmerreír de prensa marujona que disfruta con la carnaza y el morbo.
El anterior equipo de gobierno fue un buen equipo de gobierno. Cuanto menos honrado, digno, honesto y leal. Hoy estáis comprobando, en vuestras mismas carnes y emociones, qué ingrato es gobernar y qué cruel es la política. Aún así siempre existen antídotos infalibles: huir de la demagogia, abrazar la honestidad y procurar ganarse al enemigo desde el respeto y el diálogo, nunca privándolo del agua, aunque sea un triste y necesario vaso.