Abandonad toda esperanza

Dentro de Sylvia Plath

Abandonad toda esperanza, salmo 733º

En algunas ocasiones, de cara a la recepción pública por parte de los lectores, la obra literaria de un escritor se ve ampliamente superada por su propia biografía. El caso de Sylvia Plath es paradigmático: si durante su vida siempre estuvo a la sombra de su esposo, el poeta Ted Hughes, tras suicidarse a la temprana edad de treinta años y salir a la luz que tuvo que lidiar con la depresión provocada por una enfermedad mental durante la mayor parte de su vida, su figura acabó cobrando cada vez mayor protagonismo y terminó por eclipsar no solo a su celebrado cónyuge, sino también a sus propios libros.

Plath estuvo casada con el afamado poeta británico Ted Hughes

No obstante, las continuas reediciones de su obra son habituales; y poco importa que esto se pueda deber más al morbo que despierta buscar huellas de su trágico devenir entre líneas que a un auténtico interés por el valor literario de su legado. Lo verdaderamente relevante es que dichas obras sigan al alcance de los lectores en, a poder ser, cuidadas ediciones que estén a la altura del material original. Este es el caso de la reciente recuperación de su poemario más célebre de la mano de la editorial Nórdica. Ariel, que así se tituló el volumen, se publicó por vez primera en 1965 de forma póstuma y a cargo de Ted Hughes, albacea de la obra de su esposa. El viudo expurgó el manuscrito original eliminando algunos poemas que consideraba repetitivos, a la vez que añadió otros, en una operación que algunos criticaron por considerarla una intromisión en la voluntad última de la autora; pero que otros han entendido como lógica habida cuenta de que con anterioridad tanto él como ella colaboraron íntimamente en el armazón de sus respectivos libros.

Sylvia Plath vista por la ilustradora Sara Morante

La edición que nos ocupa ahora mismo cuenta con una nueva traducción de Jordi Doce, y se ha optado por el formato bilingüe para el disfrute de aquellos que dominan la lengua inglesa y que creen, tal vez no sin razón, que la poesía no puede traducirse. Además, de este volumen cabe destacarse muy especialmente el apartado gráfico a cargo de Sara Morante, una ilustradora habitual en los catálogos de las editoriales más exquisitas del panorama editorial español. Los dibujos de Morante acompañan a algunos de los poemas más comentados y analizados de su autora, como “Señora Lázaro”, “Olmo”, “Papi”, “Filo” o el que da título al volumen. Poemas, todos ellos, de una expresividad desbordante y una fuerza metafórica innegable; y con los que las ilustraciones incluidas casan a la perfección.

La novela “La campana de cristal” también ha sido reeditada recientemente con una nueva traducción

Si Ariel es el libro de poemas más popular de Sylvia Plath, quizás su obra más reverenciada sea la única novela que tuvo tiempo de escribir: La campana de cristal. Quizá se deba al morbo una vez más: indudablemente de cariz autobiográfico -aunque como es habitual en estos casos se cambien, entre otros factores, los nombres de los personajes-, la Esther Greenwood que la protagoniza es un trasunto de la autora... enfermedad mental incluida. Y es precisamente esta obra -que, como sus poemarios, también es reeditada de continuo- la que inspira en buena parte el documental Sylvia Plath: Dentro de la campana de cristal. Dirigido hace unos años por Teresa Griffiths para el canal BBC Two, Filmin lo acaba de incluir en su catálogo de películas de no ficción, y les recomiendo encarecidamente su visionado como acompañamiento ideal a la lectura de los versos de Ariel.

Daniel Craig y Gwyneth Paltrow encarnaron a Hughes y Plath en el film “Sylvia”

Y ya puestos, les recomiendo también que busquen y le den una oportunidad a Sylvia, el biopic de 2003 en el que Gwyneth Paltrow dio vida a la autora y un por aquel entonces no muy conocido Daniel Craig pre James Bond encarnó a su afamado marido. La película la produjo precisamente la BBC Films, por lo que se ve bastante concienciada a la hora de dejar testimonio de sus mitos nacionales; y es que aunque Plath nació en Boston, Estados Unidos, vivió y falleció en Londres dado que Hughes era británico. La película no es nada del otro jueves, pero se deja ver gracias al buen hacer de los dos protagonistas y, sí, una vez más, el interés (o el morbo) que despierta la desdichada vida de una mujer acechada de continuo por los fantasmas de su mente.

Ariel está editado por Nórdica; Sylvia Plath: Dentro de la campana de cristal está disponible en Filmin.

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