Como ya sabrán de sobra, pocas cosas hay que me gusten más que el cine y el cómic. Por tanto, cuando me topo con una obra que aúna ambos elementos es muy raro que la deje pasar. Por esa razón les recomendé hace algunas semanas aquella estupenda biografía en viñetas del pionero Segundo de Chomón, y por eso mismo quiero comentarles hoy otros dos títulos de características similares centrados en sendas figuras emblemáticas del Hollywood de los años veinte y treinta del siglo pasado; esto es, del cine estadounidense silente y el primer sonoro.
Si seguimos un orden estrictamente cronológico, el primero a reseñar debe ser Fatty. El primer rey de Hollywood, que el guionista parisino Julien Frey y el dibujante español Nadar le han dedicado a Roscoe ‘Fatty’ Arbuckle, una de las más grandes y más tempranas estrellas de la llamada Fábrica de los Sueños... Unos sueños que pronto se tornaron pesadillas para el susodicho, pues en 1921 pasó de ser un exitoso intérprete a un paria cuando los adalides de la justicia y la moral peor entendidas le acusaron de violar y asesinar a otra actriz, mucho menos popular que él, de nombre Virginia Rappe. Personalmente ya conocía bastante bien el caso, y no por su aparición (entre otros muchos chismorreos) en el por otra parte fascinante Hollywood Babilonia de Kenneth Anger; sino por la lectura de Yo, Fatty, aquella suerte de espléndida (falsa) autobiografía escrita por Jerry Stahl y publicada aquí por Anagrama hace ya casi tres lustros.
Pese a ello, he disfrutado mucho con la versión ilustrada por el castellonense Nadar, que utiliza como narrador a la figura de Buster Keaton, amigo íntimo de Fatty durante años a pesar de algún que otro desencuentro puntual, y que dio sus primeros pasos en la industria del cine gracias a la ayuda de su orondo amigo pero que con el paso del tiempo acabó superándole con creces en éxito y popularidad. El resultado de la propuesta es una novela gráfica que se lee con sumo agrado, se conociese antes o no al hombre real que la protagoniza y el triste caso judicial que funciona como núcleo de la trama, y que culminó con un veredicto de inocencia que ya no pudo evitar que los mismos que aplaudían las gracias de Fatty en la gran pantalla le diesen la espalda y lo condenaran al ostracismo.
Mientras Roscoe Arbuckle trataba de encarrilar su carrera, un joven húngaro que tomaría el nombre artístico de Bela Lugosi en honor de su pueblo natal llegaba a Estados Unidos decidido a hacer carrera como actor de prestigio. Con las dificultades lógicas que implicaba su marcado acento centroeuropeo en los márgenes del recién nacido cine sonoro, Lugosi tuvo que conformarse con encarnar a personajes tan exóticos como él: este fue, por supuesto, el caso de Drácula, el vampiro transilvano nacido en las páginas de la novela homónima de Bram Stoker que el actor interpretó sobre las tablas y que luego retomó en una producción de la Universal dirigida por Tod Browning; una película que inauguraría el ciclo de películas de terror de esta productora y que, por tanto, supuso el nacimiento del cine estadounidense de este género.
Esto es parte de lo que cuenta Lugosi. Ascenso y caída del Drácula de Hollywood, el cómic biográfico que el guionista y dibujante Koren Shadmi le ha dedicado a quien protagonizó otros clásicos del cine de terror como La legión de los hombres sin alma, La isla de las almas perdidas o la fascinante Satanás; en sus páginas, el lector encontrará reflejados de forma muy fidedigna -conceptual y visualmente- los rodajes de estos y otros muchos títulos de su desigual filmografía, que cuenta con algunos clásicos y muchos filmes olvidables y olvidados; su relación amistosa (pero al mismo tiempo afectada por los celos profesionales) con Boris Karloff, que le sustituyó a la hora de encarnar al monstruo de Frankenstein (y el resto, como suele decirse, es historia); o la última etapa de su carrera, marcada por su adicción a la morfina y su colaboración con aquel Ed Wood al que Tim Burton homenajeó en la que todavía hoy es su mejor película, y para el que Lugosi trabajó en repetidas ocasiones... incluyendo la póstuma, infausta y a la postre reivindicada (o así) como “la peor película de todos los tiempos”: Plan 9 from Outer Space. Estamos pues ante una joya de la historieta que no deben dejar pasar los amantes del cine de terror clásico; y que, por cierto, se anuncia como el primer título de la colección Claqueta, de la que es fácil deducir estará dedicada a cómics vinculados al séptimo arte. Una gratísima noticia, pues, para los que amamos ambos medios por igual.
Para terminar, Esto es un desastre no es un cómic, pero sí aglutina cine e ilustración y no quería dejar pasar la oportunidad de mencionarlo aquí: se trata de una antología de veinte títulos, con textos escritos por Julio Peces Ruiz e ilustraciones, centrados a su vez y tal y como especifica el subtítulo del volumen en las mejores películas del cine de catástrofes; ese cine particularmente característico de la década de los setenta (aunque, como deja patente este libro, existía desde mucho antes y sigue existiendo mucho después) que se caracterizaba por hacer gala de unos efectos especiales sorprendentes para la época, una duración que se acercaba o incluso superaba las tres horas, y unos repartos repletos de estrellas del momento y/o viejas glorias en declive.
Así, el presente volumen recoge una veintena de títulos señeros del cine de catástrofes, desde San Francisco (1936), protagonizada nada menos que por Clark Gable y Spencer Tracy; hasta la reciente No mires arriba (2021), producción de Netflix con Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence. Entre una y otra, las películas más emblemáticas del género: Aeropuerto, La aventura del Poseidón, Terremoto o la inevitable El coloso en llamas; la ya mítica Titanic; y cintas más recientes como El día de mañana, 2012 o Lo imposible. Todas ellas comentadas con profusión de detalles a propósito de su producción o anécdotas referidas a sus rodajes y sus estrenos; y donde el apartado gráfico a cargo de Manuel Bejarano del Pino, casi tanto como en las otras dos obras recomendadas hoy, tiene una relevancia fundamental a la hora de su lectura e inmediato disfrute. Así pues, pasen y vean; y, también, pasen y lean.
Fatty. El primer rey de Hollywood, Lugosi. Ascenso y caída del Drácula de Hollywood y Esto es un desastre. Las mejores películas del cine de catástrofes están editados por Astiberri, Desfiladero y Nuevo Nueve respectivamente.