Opinión

¡Día 4 que fuera! ¿Qué fue del día 4?

–¡Hola Juan!– –¿Qué tal Felipe?, ¿qué haces en septiembre, vacaciones?–
–No Juan, he pagado 250 € para hacer la “mahoma” por la Corredera…¿Has visto cómo me lo monto?… Si es que el que sabe, sabe…– (¿Verdad que parece un sketch de Faemino y Cansado?, pero de los “güenos”)

Queridos villener@s, como bien sabéis, estas conversaciones se repiten todos los años en la gran ciudad de Villena a mediados de agosto. Y se suceden los mismos hechos: a primeros de septiembre el Chuli, el Pai y el Cabra montan las tribunas, a continuación se empieza a oler a coco recalentado de las fiestas del pueblo de al lado y las espadas tricolores XXX 2000 hiperturbo van llegando… ¡Empiezan las fiestas, y ya estamos todos! La Pichidichi, el Masiano (más garfio que nunca), el Saborí (nazaríe toda la vida, aunque creo que hace un tiempo cambió de comparsa), ¡y como no! los infatigables hermanos Pere y Rupert. El síndrome “Dr. Jekyll y Mr. Hyde” aparece y afecta a todos, como a Pepe (el del 5º) que no desgasta sus valiosas cuerdas vocales durante todo el año para decir ¡buenos días! pero en fiestas parece más “Pocholo Max Mix 5”, que el vecino del 5º (seguro que alguno de vosotros también tenéis un Pepe del 5º).

Estamos en fiestas y es día 5… estoy llegando a la Losilla y el “Noche y Día” está cerrado (¿qué está pasando? Aquí falla algo). Espero mi turno de salida y comienzo a observar a supuestos “Barba Azules” de saldo, les siguen supuestos “antiguos escribientes” y levantando el asfalto se aproximan los “Curro”, los “Curro Jiménez”, por supuesto. Se palpa mucha alegría, mucha fiesta, mucha euforia… (Pero el catering del año pasado de nuestros excelentísimos está sin pagar).

Llegó el día 6. Son las 5:30 de la madrugada del día 7, por fin acabó el desfile… Mi abuela, a punto de darle un infarto y mi prima, la de Alcorcón, lleva menudo colocón. Y no me olvido de aquellas maravillosas noches de Troya. Esos bailes, esa desinhibición (tú con mi faja, yo con tu chaleco y ellas tapadas con la casaca). Recuerdo el ambiente erótico-festivo, con visitas al baño para ver si estaba el “Maño”. Y cuando amanecía, un montadito de longaniza del “Pepón” me apetecía: “Pepón, Pepón, pe.. pon me un pincho” (era la frase más escuchada a esas horas).

En fin, pensarán que después de estos párrafos, quién escribe fuera una persona anti día 4 que fuera… pues no, soy fester@ de pro. De pro-funda tristeza al observar que no todo sigue igual, sino peor que antes. Aún así, ¡día 4 que fuera y el que venga detrás que arree! (Pero el catering de la tribuna del año pasado de nuestros excelentísimos está sin pagar). ¡Villener@s no se os puede dejar sol@s!

A. García Hernández

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