El lunes 15 de mayo nos dejaba otro buen profesor de nuestra ESCE-CESA (Escuela Superior de Ciencias Empresariales-Centro de Estudios Superiores de Alicante). Durante trascendentes años para la economía alicantina y española, ocupó el cargo de Director Técnico de la Cámara de Comercio Industria y Navegación de Alicante. Fue nuestro profesor de Marketing en la ESCE y también de la misma asignatura en la Escuela de Empresariales, sita entonces en la calle Ramón y Cajal, esquina con Doctor Gadea. Tareas que compatibilizó con su puesto en el desaparecido Banco de Alicante.
Fueron varios sus libros y muchas sus publicaciones y conferencias sobre Marketing; sobre los importantes sectores provinciales del calzado y el juguete y la industria en general, la artesanía
También se atrevió con cuestiones medioambientales y prestó una atención especial al estudio de la transformación que habría de producirse en la actividad de las Cámaras de Comercio.
Buceando en internet, me encuentro con el artículo de Don José María Perea Soro, titulado "La de pensar y actuar territorialmente", en el que indica que Don Fernando Sintes logró captar la atención del entonces primer banco del mundo, Bank of America, proponiendo que el californiano Stanford Research Institute, de la Universidad de Stanford, efectuase un plan de desarrollo que contemplase en la práctica a nuestra provincia entera, con Alicante y Elche como motores centrales. Encargo que nunca llegó a concretarse, porque el resto de administraciones no apoyaron ni económica ni políticamente aquella iniciativa de la Cámara de Comercio de Alicante, presidida entonces por Don Fernando Flores Arroyo, ex alcalde franquista, enfrentado en aquellos años finales del régimen a la O.S.E. (Organización Sindical Española), dado el interés de los empresarios de la O.S.E. por controlar las Cámaras de Comercio, propósito que alcanzarían en los primeros años de la Democracia.
Las clases que impartía Don Fernando Sintes resultaban además de amenas, divertidas. Nos instruyó en materia de Marketing; sobre la necesidad de realizar Estudios de Mercado; sobre la importancia de elaborar y usar con soltura los datos estadísticos relacionados con la Economía, de manera especial los relativos al Comercio Exterior; sobre la urgencia de manejarse al menos con los dos idiomas que primaban en la época; francés e inglés.
Resuenan en mi memoria los ecos de su gutural acento menorquín, que mezclaba hábilmente con expresiones en las lengua francesa e inglesa. Recuerdo así mismo cómo modulaba al hablar la gravedad o agudeza de sus tonos, al dirigirse a nosotros sus alumnos. Me resulta imposible dejar de relatar una al menos de sus innumerables anécdotas.
Aquel día, Don Fernando Sintes, trajeado como siempre y enorme dada su altura en lo alto de la tarima, se disponía a comenzar la clase. Yo ocupaba la silla pegada al pasillo de la primera bancada. De repente Don Fernando se apeó de su docta atalaya y se dirigió a mi pronunciando una y otra vez, ¡Enhorabuena Marco! ¡Enhorabuena Marco!. Pidió que me plantase y se fundió conmigo en un abrazo ante toda la clase. Trato de imaginar el color que debió adoptar mi cara.
No hizo falta esperar mucho para conocer a qué se había debido aquella imprevisible reacción, pues Don Fernando acabó la expresión, que en versión abreviada había venido repitiendo previamente en varias ocasiones. ¡Enhorabuena Marco, por haber encontrado a su madre!. Resulta que el sábado anterior había concluido en TVE la famosa serie Marco, de los Apeninos a los Andes, habiendo encontrado por fin el popular niño a su madre. Y hete aquí la simpática ocurrencia que tuvo Don Fernando, al coincidir mi apellido con el nombre del personaje.
Al contemplar esta noche la orla que tengo en mi despacho de casa en Villena, resuena en mis oídos un imaginario doblar de campanas por los Padres Jesuitas: Alcolea, Aranda, Moragues, Olmos y Puig; por el también Jesuita Hermano Molinos y por nuestros Profesores Alcaraz, Azuar, Hart, Moreno, Porcel, Sintes Obrador y Viedma.
Descanse en paz Don Fernando Sintes y nuestro más sincero pésame a Elvira su esposa; a sus hijos María, Quico, José Luis y Fernando, así como al resto de su familia.
