Economía

Doyle Brunson, la historia del ‘Padrino del póker’

Hay muy pocos jugadores que hayan dejado una huella tan grande como el estadounidense

Doyle Brunson es uno de los padres fundadores del póker. Hay muy pocos jugadores que hayan dejado una huella tan grande en la comunidad del póker como el estadounidense. Con más de 60 años en el tapete verde, esta leyenda viva de la historia del juego de cartas acumula 10 brazaletes de las World Series of Poker (WSOP) en su carrera, incluidos dos títulos consecutivos en el Main Event de 1976 y 1977. Además, fue la primera persona en ganar oficialmente más de un millón de dólares en ganancias de torneos de póker en vivo.

Más allá de los títulos, el ‘Padrino del póker’ es apreciado por los aficionados de todo el mundo y respetado por sus compañeros. Una historia que podría haber sido muy diferente si no fuera por una lesión de rodilla que acabó con su sueño de jugar en la NBA. Brunson nació el 10 de agosto de 1933 en Longworth, una pequeña comunidad ubicada en el condado de Fisher de Texas, Estados Unidos. En este pequeño pueblo rural de apenas 100 habitantes, casi todos agricultores, se crio Brunson.

Su familia vivía en una granja de algodón sin electricidad ni agua corriente. Brunson, que era el menor de tres hermanos, fue un niño activo durante su infancia. En la escuela secundaria brilló con sus habilidades en el baloncesto, por lo que consiguió un puesto en el equipo de baloncesto All-State Texas. Además, también dominó en el atletismo, algo realmente impresionante teniendo en cuenta que nunca tuvo un entrenador de atletismo ni supo nada sobre este deporte. Gracias a estas actuaciones, Brunson recibió varias becas universitarias tanto para el baloncesto como para el atletismo. A pesar de ello, asistió a la Hardin-Simmons University en Abilene, Texas.

Fuente: https://world-of-poker.org/

Tal era su talento para el baloncesto que los Minneapolis Lakers de la NBA mostraron su interés en Brunson. Sin embargo, la carrera del estadounidense en el baloncesto terminó antes de que realmente comenzara. Un día, mientras trabajaba en una fábrica de yeso local, el tejano sufrió un accidente que le provocó una grave lesión en la rodilla. Su pierna nunca se curó por completo, lo que acabó con su sueño de convertirse en jugador de baloncesto profesional. Brunson continuó con sus estudios y obtuvo una licenciatura en 1954, así como una maestría en educación administrativa al año siguiente, con el objetivo de convertirse en director de escuela.

Brunson descubrió que el salario de los directores de escuela era demasiado bajo, por lo que, nada más terminar la Universidad, consiguió un trabajo como vendedor de máquinas comerciales para ganarse la vida. En su primer día, el tejano fue invitado por sus compañeros de trabajo a jugar al póker, concretamente al Seven-card stud. Brunson, que siempre había disfrutado jugando al póker, ganó más de un mes de salario esa noche. Al descubrir el talento y el potencial que tenía para el juego de cartas, pronto dejó la empresa para empezar una carrera como jugador de póker profesional.

Las aventuras con los legendarios "Texas Rounders"

En 1959, Brunson conoció a su futura esposa, Louise. Ambos se casaron en agosto de 1962 y poco después Louise quedó embarazada de una niña. A pesar de la felicidad por el nacimiento de su primera hija, todo cambió cuando los médicos encontraron un tumor en el cuello del estadounidense. Cuando intentaron operarlo, los cirujanos descubrieron que el cáncer se había extendido y le dieron tres meses de vida. Los médicos señalaron que una segunda operación podría prolongar su vida lo suficiente como para presenciar el nacimiento de su hija. Después de la operación, los médicos no encontraron ningún rastro del cáncer. El tumor había desaparecido por completo y Brunson estaba sano para el nacimiento de su hija.

Tras el nacimiento de su hija, el ‘Padrino del póker’ se trasladó a Fort Worth, ciudad de la zona centro-norte de Texas, donde participó en partidas de póker ilegales junto con su amigo Dwayne Hamilton. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que tomaron la carretera. En el camino conocieron a otros jugadores de póker, como Amarillo Slim y Sailor Roberts, y juntos formaron lo que se conoció como los legendarios “Texas Rounders”. Un equipo de jugadores profesionales de póker de primer nivel que dominaron el juego de cartas en Texas en los años 50 y 60.



Hamilton decidió regresar a Fort Worth, pero el resto del equipo se expandió por Oklahoma y Louisiana, participando en partidas de póker cada vez más importantes. Después de seis años dominando las salas de póker del sur de Estados Unidos, los "Texas Rounders" habían acumulado una gran cantidad de fondos. Con ese dinero, el equipo hizo su primer viaje a Las Vegas. Aunque llegaron como auténticas leyendas, no tardaron en darse de bruces con la dura realidad, ya que perdieron todo lo que habían acumulado en los años anteriores. Ese fue el final de los “Texas Rounders’, pero siguieron siendo amigos fuera de las mesas de juego.

World Series of Poker (WSOP)

Brunson regresó a Las Vegas por su cuenta y rápidamente se convirtió en una de las principales atracciones de las Ciudad del Pecado. El estadounidense ha sido un jugador habitual en las World Series of Poker (WSOP), el más importante y prestigioso conjunto de torneos de póker en vivo del mundo que se juega bajo la modalidad de Poker Texas Holdem, desde la celebración del primer torneo en el año 1970. El ‘Padrino del póker’ ha participado en casi todos los Main Event hasta su retirada en 2018. Dejó su huella en 1976 y 1977 conquistando el Main Event. En total, Brunson acumula 10 brazaletes de las WSOP, misma marca que Johnny Chan y Phil Ivey, y tan sólo superada por los 15 de Phil Hellmuth.

En 2018, el estadounidense anunció su retirada del póker tras 60 años como jugador profesional. Como no podía ser de otra forma, Brunson se retiró en un evento de las WSOP, concretamente en el Evento #23: $10.000 No Limit 2-7 Lowball Draw Championship. El “Padrino del póker” ha dejado una huella imborrable en el mundo del póker, ya que, además de sus premios y brazaletes, ha contribuido a que el juego de cartas sea considerado un juego de habilidad.

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