Día 23 de febrero de 1981. Como si de una película de wollywood se tratara, entran en el Congreso de los Diputados, por la fuerza, o simplemente por la puerta, unos cuantos agentes, eso sí, de la Guardia Civil, y no vestidos con traje negro y gafas, sino con traje verde y tricornio (el bigote es opcional), y encabezados por el teniente coronel Antonio Tejero.
De ese día es recordada la grabación de Televisión Española y la ya famosa frase quieto todo el mundo, y cómo no, la de al suelo todo el mundo. No bastando con esto, ya que algunos se mantuvieron firmes, o más o menos firmes, incluso hubo alguno que se enfrentó a los agentes armados, unos cuantos disparos al aire, en este caso al techo del hemiciclo, y todo el mundo a obedecer. Una vez más queda demostrada la teoría de que no por mucho chillar te van a hacer más caso que a la fuerza, y es que la fuerza tiene un poder increíble. A la fuerza se pueden conseguir cosas increíbles, cómo iba sino a conseguir una madre que su hijo pequeño se coma el cocido si no es a la fuerza.
Aunque no siempre sirve el proverbio más vale maña que fuerza, no es la mejor solución, y en los días que corren, porque ciertamente corren, en los que el más rico es el más poderoso, por varias razones, pero por una preocupante y que es la posesión de armamento, con la que a punta de pistola, metralleta o bomba atómica, te pueden obligar a hacer lo que tú no quieres, si el que se queja de que otros países tienen armas de destrucción masiva tiene más que ninguno y encima sobrevuela Europa sin permiso y en secreto, no queda otra opción que desconfiar, si en una persona se concentra demasiada fuerza, tanta fuerza que le supera y le trastorna, podríamos correr un grave peligro y evidentemente la solución no sería emplear más fuerza.
Imagínense por un instante que en un pleno del ayuntamiento, un hombre, ataviado con una traca de petardos del Pelailla, de los gordos, rodeando su cuerpo debajo del guardapolvo, asalta el salón de plenos con un grupo de seguidores irrumpiendo en el consistorio en el preciso instante en el que se da lectura a la moción referente al tema del aparcamiento subterráneo de la Avenida de la Constitución, e interrumpe a la alcaldesa al grito de quieto todo el mundo, y que en el momento que la alcaldesa pide silencio, la muchedumbre inunda el salón y grita contra ella. La Policía Local, que está del lado del gentío por su conocido desentendimiento salarial con el actual equipo de gobierno, en lugar de desalojar el pleno lanza bombas fétidas a los que están sentados en los bancos de las primeras filas para disuadirlos. Se trataría de impedir que los medios de comunicación graben el espectáculo, pero imaginen que entonces un cámara de Televisión Villena consigue tragarse una de las cintas, y que la Televisión Intercomarcal se alía con los asaltantes para hacerles un reportaje y un programa especial para convencer al resto de ciudadanos de su iniciativa. El poder local ha sido tomado por un grupo de golpistas, que al parecer tienen en común que son miembros de la asociación taurina, la de afectados por el aparcamiento y que además de pertenecer a la Junta de la Virgen, salen de festero. El motivo de esta revelación, según hemos podido saber, se debe a la reducción de la longitud de los desfiles en las fiestas de Moros y Cristianos a causa de las obras del aparcamiento subterráneo, que según declaran, ...ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Menos mal que aquí lo más parecido que hemos tenido al 23-F fue la huelga de la Policía Local, y fue a base de poner multas. Pero quién sabe, tal y como está el cuerpo de la Guardia Civil, y no me refiero al que se consigue a base de gimnasio, si las manifestaciones llegarán a más. Se pone así en evidencia que a base de fuerza se pueden conseguir muchas cosas, pero se debe tener muy en cuenta que por muy fuerte que parezcas, siempre puede haber alguien más fuerte que tú, o con más armas y, aunque también es cierto que siempre puede haber alguien más inteligente que tú, siempre podrás aprender algo de él y nunca podrán quitarte tu sabiduría si no es a la fuerza y con un lavado de cerebro.
