Estábamos en un verano de ensueño, en una Villena que se mostraba pletórica y brillante. Las perspectivas eran y son desbordantes: los anuncios de actividades circundantes a la Semana del Mestizaje que se realizará en La Troya el próximo día 19, el III Festival Flamenco Tesoro de Villena, de este mismo doce de julio, los cursos y actividades planteadas por el Casc a lo largo del mes, o los de la Sede Universitaria; la programación de la XXXIII Semana de Cine, los tres días del XXI Festival de Títeres de Las Cruces-San Crispín dentro del programa Kakv en la calle; la triada de macroconciertos que llenan Villena de visitantes y que está encabezada por el Leyendas del Rock, seguido del concierto a mitad de semana de Extremoduro, y que concluye con otra macroconvocatoria a cargo del Aupa Lumbreiras. Y entre tanto, yo qué sé, los monólogos del Rabal, presentaciones de comparsas, fiestas que surgen aquí y allá
Cuando de pronto nos topamos con las declaraciones del concejal Pablo Juan Martínez confesando que le cuesta entender la negativa del Partido Popular villenero en la Junta de Gobierno a apoyar los dos grandes festivales musicales que se realizan en nuestra ciudad. No es descabellado, como propone Martínez, que el Partido Popular manifieste su postura ante la ciudadanía y exponga su disposición respecto a estos consolidados festivales. Más ahora, de cara a unas próximas elecciones municipales. Aunque del mismo modo deberíamos elaborar una lista con unos cuantos temas sobre los que opinaran todos los partidos que pretendan optar por el Gobierno de la ciudad.
Pero, dejando eso a un lado, creo que después de un par de ediciones que de un modo u otro han intentado ser boicoteadas por el grupo popular (los inapropiados ataques a raíz del fallecimiento de un joven, en la primera; y la solicitud a Conselleria para que se denegaran los permisos, en la segunda edición), va siendo hora de que expongan claramente sus posturas, sus miedos y sus proyectos de futuro relacionados con dicho evento. Porque ya está bien de tirar la piedra y esconder la mano, de hacer juego sucio en los pasillos. Yo creo que hablamos de un partido con suficiente entidad como para exponer a las claras cuáles son sus recelos y cuáles sus intenciones en caso de llegar a gobernar. Cualquier otra cosa no es más que cobardía, o un silencio que nos lleva a sacar conclusiones que en nada le favorecen.
Cuando pase este tercer año de Aupa, segundo de Leyendas, la actividad se habrá asentado en nuestra cultura local (por decir algo, quizás ya lo está) y será referente de nuestra ciudad en su proyección nacional e internacional. Hablamos pues, ya no de cuatro euros que se pueden ahorrar o ganar con la empresa organizadora, sino de un evento cultural que nos enriquece y que nos define.
