Fútbol

El alevín del Sporting Villena pierde en goles, no en actitud

Pudo ser un partido escultural, de referencia, de esos a los que se les va dando forma y sentido, poco a poco, con paciencia, con las ideas claras del monumento que se pretende elevar. Ante un rival muy trabajado, tanto a nivel táctico-deportivo como anímico, se tiene que rozar las perfección que nos permita nuestro nivel artístico, de hecho, en el primer pegote de arcilla que se nos deslizó hacia abajo nos hicieron el primer gol, y en la primera jugada individual en la que no utilizamos la gubia para evitarla nos vino el segundo.
Antes de esos pasajes, pudimos asistir a un monumental gol de Baello dirigido a la mismísima escuadra que pudiera haber sido admirado también en la histórica puerta del Sol, solo el divino sabe por qué no entró, pero sí lo hizo cuando él mismo, lanzó su clásico corner que un Iñigo muy oportuno y habilidoso logró dejar el esférico en el fondo de la red. La tuvo de nuevo Baello en una bolea instantes antes de que Alvaro, muy atento y responsabilizado atrás, hiciera un señor golazo que hizo temblar alguna cantera de la sierra.

Hay que mantener siempre la masa moldeable, para poder ir construyendo de abajo a arriba, para ir dando forma, para ir dando vida, para evitar cualquier grieta que pueda dar paso al aire, y que este, en forma de 11 nos pueda hacer como hizo el tercero, para permitirse el lujo en su bisoñez de intentar callar las voces gloriosas de ánimo y apoyo del transcendental número nueve Sportinguista, y para que cualquier balón dividido cerca de nuestro pedestal, solo sirva para crecer hacia arriba y evitar el cuarto.

En el tramo final, un rechace del portero tras un lanzamiento de falta, un atento Dioscoro recogió masa y logró de un certero cabezazo abrir paso como si de una barrena se tratase y hacer el tercero para los nuestros.

Gran partido en actitud y compromiso, llevados en volandas, del que deben de quedar buenas sensaciones, y del que debemos admirar y aprender del rival, saborear como éste estaba tan bien posicionado sobre el campo, como se plegaba y desplegaba, como movía el esférico y combinaba jugadas en las que intervenían hasta cuatro jugadores, como iniciaba muchas de estas desde atrás, y como si era necesario retrocedía sobre sus huellas para volver a empezar, es evidente que eso sólo es posible desde la confianza, desde el trabajo y con el tiempo.

Goles: Íñigo, Álvaro, Dióscoro.

(Votos: 0 Promedio: 0)

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