El artista pluriempleado
Abandonad toda esperanza, salmo 236º
Me consta que en Francia los autores de cómic no solo están mejor vistos que aquí -no resulta extraño ver a un profesor de la Sorbona con un tebeo de Corto Maltés bajo el brazo-, sino que también se les paga mucho mejor que a los pobres españolitos; por eso me sorprende que a varios les ha dado por buscarse las lentejas en el cine. Primero fueron Marjane Satrapi y Blutch, luego Riad Sattouf, los que se pusieron detrás de una cámara: la primera animó su Persépolis para parir un estupendo film que triunfó en medio mundo, el segundo firmó uno de los episodios de Peur(s) du noir, y Sattouf se ha basado en obras suyas como La vida secreta de los jóvenes o Manual del pajillero (la primera mucho mejor que la segunda, si bien la segunda es mucho más útil que la primera) para rodar un film de imagen real, Les beaux gosses, que se proyectó con éxito en Cannes.
El penúltimo en apuntarse a esta moda -porque el último ha sido Pascal Rabaté, que acaba de estrenar la adaptación de su Río abajo- es Joann Sfar, si bien su caso resulta todavía más llamativo: lejos de inspirarse en sus propios tebeos el autor ha optado por atreverse con uno de los iconos supuestamente intocables de su nación y parir Gainsbourg, un biopic sobre el provocativo trovador que, con un Gitanes sempiterno entre los labios y susurrando públicamente obscenidades a varias de las mujeres con las que compartió cama -de Juliette Gréco a la mismísima Brigitte Bardot, pasando por la Jane Birkin que le dio dos hijas, una la hoy actriz y cantante Charlotte-, se convirtió en una celebridad primero y en un mito después.
La película -espléndida, aclaro- no ha sido muy bien recibida: no sé si habrán sospechado intromisión profesional o competencia desleal, pero creo que si viniese firmada por Fellini ya se hablaría de un clásico contemporáneo. No obstante, su celebración de la fantasía me recuerda más a las animaciones de Hayao Miyazaki; téngase en cuenta, para entender lo particular de esta recreación de la vida de Serge Gainsbourg, que Sfar ha reclamado los servicios de Doug Jones, David Martí y Montse Ribé, actor y maquilladores que en El laberinto del fauno materializaron al ídem surgido de la mente de Guillermo del Toro. Y no teman: pese al subtitulo "Vida de un héroe" no estamos ante una blanda hagiografía, ya que Sfar no escatima mostrar el lado más oscuro de su protagonista, aquí un Eric Elmosnino transmutado cual oveja Dolly en réplica perfecta del original.
Coincidiendo con el estreno se ha publicado la adaptación que Sfar ha realizado de El principito: efectivamente, aquí le toca el turno a Antoine de Saint-Exupéry, piloto de aviación metido a escritor que consiguió su mayor proeza al crear al único niño capaz de ver el dibujo de un elefante engullido por una serpiente allí donde el resto del mundo veía un sombrero. Parece como si el autor de Pascin se hubiera propuesto recrear, uno por uno, los dioses de la mitología moderna francesa que marcaron la infancia y la adolescencia de varias generaciones, incluida la suya. Sin ir más lejos, en Gainsbourg participan como actores el realizador Claude Chabrol, el propio director (en la piel de Georges Brassens)... y un no acreditado Riad Sattouf, que por lo visto se ha propuesto apuntarse a todo este año. Cómo está la crisis, que hasta los autores de historieta en Francia acaban en el pluriempleo.
Gainsbourg (Vida de un héroe) se proyecta en cines de toda España; El principito está editado por Salamandra.