El camino a la esperanza
Me he esperado unos días para escribir este artículo, ya que todos los columnistas de este país van a hablar, durante un tiempo, de la noticia que nos cogió a todos un poco fuera de juego: ETA dejaba de una vez por todas la lucha armada y la violencia, para entrar por los cauces políticos y democráticos y poder de este modo reivindicar sus aspiraciones por la independencia del pueblo vasco.
Esta noticia es maravillosa, si realmente se cumple. Enseguida todos los políticos de uno u otro signo, salieron a la palestra de los medios de comunicación para felicitar a la democracia y a la ciudadanía española, por haber colaborado a acorralar a esta banda de asesinos y que desistieran de su empeño. Después de casi cincuenta años, de matar a ochocientas personas inocentes solo por una idea política, la independencia del pueblo vasco. Una presunta independencia con más de ochocientos muertos en sus espaldas.
Con independencia de que es una excelente noticia, las armas todavía no las han entregado y habría que hablar largo y tendido del por qué de llegar a esta decisión después de tanto rencor hacia la ciudadanía española.
Cuando ETA comenzó su actividad fue en tiempos de la dictadura de Franco, en un marco político muy distinto. Luego, con la democracia, continuó con su negocio de asesinato y extorsión y lo que era una reivindicación política se convirtió en un negocio muy rentable.
Estaba claro que este no era el camino para conseguir su reivindicación política. Pero se han dado cuenta muy tarde, después del asesinato de más de ochocientas personas inocentes, guardias civiles, policías nacionales, políticos, empresarios, etcétera, etcétera. Tantos hechos execrables para llegar al mismo sitio, del que nunca debían haber salido, a la fuerza de la palabra, el dialogo, el consenso del que la raza humana debiera utilizar más. Y no a la violencia, al asesinato, la extorsión, el fascismo de imponer a un semejante su pensamiento e ideología fanática, la barbarie de quitar a una persona su bien más preciado, la vida.
Estamos en situación preelectoral, esta noticia es fabulosa. Hay que alegrarse, pero sin bajar la guardia. Esta banda de asesinos ha dejado mucho dolor y desolación en las víctimas y sus familias. Muertes que no han servido para nada, solo para que unos fanáticos den marcha atrás. Cuando se han encontrado acorralados y presionados, sin aval social de su pueblo, el magnífico pueblo vasco, harto de tanta muerte y desolación, que han arruinado totalmente a nivel económico y social.
Y todavía son tan cobardes que no han pedido perdón a los familiares de las víctimas. Pero bueno, ahora a los que nos gusta escribir ya tenemos tema para varios meses. Está bien que nos alegremos de esta noticia, pero por supuesto sin olvidar nunca a las víctimas y a sus familias, que seguirán sufriendo su pérdida de por vida. Y recordar siempre en nuestros corazones que ETA ha sido una banda terrorista de descerebrados, cobardes y asesinos, que lo único que han es la repulsa del pueblo llano, español y vasco y de toda persona de bien.
Hay elecciones próximamente, e interesa mucho que los partidos abertzales cojan parcelas de poder para que los euros corran en las instituciones y así todo el mundo a vivir. Pero también está claro que ni perdón ni olvido, y que los asesinos de ETA cumplan sus condenas hasta el último día. Y si quieren los próximos gobernantes acercar a los presos etarras a las cárceles vascas, para que así puedan visitarlos más a menudo sus familiares, que lo hagan. Por lo menos tendrán más suerte que las personas que asesinaron, que ya no se pueden visitar si no es el cementerio.