El campamento está rodeado por insectos, roedores y zigzagueantes reptiles (II de V)
Me llamo Darío y este es el diario de mi campamento de verano denominado de supervivencia. Acaba el segundo día. Escribo esto en mi tienda de campaña, antes de dormir. Esta mañana hemos explorado los alrededores para evaluar los recursos naturales que están a nuestro alcance. Hemos encontrado hormigueros, nidos de arañas, plantas de grandes hojas carnosas con pinchos que guardan buenas cantidades de agua y una cueva llena de serpientes.
Oh César nos ha enseñado cómo cazar una y quitarle el veneno para impregnarlo en las puntas de los troncos de nuestra valla defensiva del campamento. Después se la ha comido cruda a grandes mordiscos. Dice que cuando todavía está caliente su carne sabe más sabrosa y se aprovechan todas sus propiedades nutricionales. Algunos niños se han mareado, y Oh César les ha hecho comer musgo gelatinoso para evitarles una posible bajada de tensión. A mediodía hemos acampado y hemos dibujado un mapa de la zona (sin colorear porque según parece eso es cosa de pedantes y librepensadores) mientras almorzábamos los insectos que habíamos recogido durante la mañana. Los tragamos crudos porque Oh César dice que cocinarlos al fuego es perder tiempo y cosa de gallinas y cobardes. 7 le ha comentado que gallina y cobarde son palabras sinónimas, y esta noche dormirá desnudo al raso. Después del almuerzo Oh César nos ha intentado instruir en el arte de reconocer rastros humanos en la vegetación, pero al parecer por esta zona hace siglos que no pasa un humano. Lo que sí ha encontrado es datos de que grandes masas de pequeños animales se mueven sin cesar, lo que no deja de ser inquietante. También resulta incómodo el zumbido continuo de la espesa vida animal que nos rodea y que sin embargo casi siempre está oculta, aunque hoy hemos divisado una nube de abejas volando entre los árboles, lo que presupone una gran colmena con buenas cantidades de miel. Hemos intentado seguirla, pero zigzagueaba de una forma que parecía deliberada, como si fuera consciente de nuestra presencia, y finalmente ha desaparecido. Oh César ha dicho que en próximos días intentaremos averiguar dónde está esa colmena y después se ha centrado en explicarnos los motivos por los que nos podría interesar romperle las piernas a un potencial enemigo y no matarlo en vez del más práctico y humanitario partirle el cuello y seguir nuestro camino; aunque él ha tenido un momento de fraternal franqueza y ha añadido con una inusual media sonrisa que su particular opinión es que un enemigo muerto es como una palabra de ánimo que va directa al corazón. Cuando hemos vuelto al campamento hemos realizado lo que Oh César llama ejercicios de solidaridad, que consisten en distribuirnos por parejas y azotarnos unos a otros las espaladas desnudas y en dejar que tu compañero te limpie las uñas con el machete. Dice que estos ejercicios estrechan lazos y fomentan la confianza. Aunque a partir de hoy 11 difícilmente podrá seguir utilizando su mano izquierda de forma prensil. Pero Oh César dice que eso le obligará a ser más listo y a agudizar sus instintos para sobrevivir y lo hará un hombre, lo que resulta inquietante porque 11 es una niña. Mamá, si sobrevivo y llegas a leer esto, no te preocupes si ves que mi letra está torcida y hay manchas de sangre, es porque tengo algunos cortes en mis dedos, pero afortunadamente aún los conservo todos.
[Continuará.]