Cartas al Director

El dedo en la llaga, el dedo en el ojo y el dedo en el culo

El apéndice de la mano que conocemos por “índice” sirve para indicar, señalar, indagar, desvelar, incordiar, molestar, tomar la temperatura o, incluso, provocar placer. Depende donde se meta, su función será distinta, aunque no siempre quede claro cuál es la verdadera intencionalidad.
Por eso es conveniente fijar el sentido que se atribuye a ciertas expresiones hechas para evitar malentendidos. Más cuando los opinadores nos valemos de la palabra escrita para usar los artículos, como si de un dedo escrutador se tratara, con el propósito de poner el acento en una cuestión, incitar a la reflexión crítica o evidenciar situaciones y aspectos de la realidad que pueden pasar desapercibidos. Además, cuando la vista va dando síntomas de fatiga, una buena ayuda para guiar la lectura sin perderse, al menos en formato impreso, es subrayar las frases con el dedo.

“Meter el dedo en la llaga” no ha de suponer obligatoriamente ánimo de hacer daño hurgando en la herida. Si nos referimos al episodio de Santo Tomás incluido en el Evangelio de San Juan, significa más bien “ver para creer”. Es decir, implica arrojar luz sobre un asunto prestando atención a lo que pueda resultar no creíble o inverosímil. Lo importante es ir a la raíz de un problema que hasta ahora nadie había planteado, al menos explícita y públicamente. Esta forma de actuar resulta muy pertinente para favorecer la transparencia e iniciar debates útiles que puedan aportar mejoras y soluciones.

“Meter el dedo en el ojo” sí supone necesariamente el ánimo doloso de fastidiar. Lo de menos es el argumento o la justificación. Lo relevante es lastimar al otro, intentando provocar una reacción desairada y crispada. Lo peor es que puede ocasionar daños irreparables. Así pues, solo persigue confundir a la opinión pública e intoxicar el ambiente, propiciando polvaredas y cortinas de humo que, al contrario, benefician la opacidad, la demagogia, la falta de respeto, la ausencia de diálogo y el acuerdo.

“Meter el dedo en el culo”, a pesar de lo que pudiera parecer, es muy aconsejable. No solo porque, según los médicos, el ano es el mejor sitio para tomar la temperatura corporal de manera exacta, sino porque sus ramificaciones nerviosas originan sensaciones gratificantes. Por supuesto, y para evitar ofender o molestar a nadie, siempre ha de mediar previamente la solicitud de permiso. Aunque luego, eso sí, es recomendable no chuparse el dedo hasta haberlo limpiado según los mínimos criterios de higiene. Para conocer la realidad en sus entresijos más íntimos, no hay nada como adentrarse en los lugares secretos y oscuros de la sociedad. Eso sí, siempre con cuidadoso pudor.

Para finalizar, propongo un ejercicio sobre la actualidad municipal que consiste en encontrar casos en los que poder aplicar estas tres categorías, según la opinión propia de cada cual. Sin duda, puede resultar un indicador que ayude a interpretar lo que está pasando en Villena.

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