El demonio y el murciélago
Abandonad toda esperanza, salmo 147º
Algunos pensarán que películas como las que hoy les comento, por estar basadas en cómics, ya me tienen ganado; pero créanme si les digo que no hay espectador más exigente que aquel que conoce los tebeos de las que parten, más aún que si se tratara de una novela: a los personajes de esta se les conoce durante días, semanas, meses a lo sumo si somos lectores con escaso tiempo libre o más bien vagos; pero el lector de cómics se ha visto acompañado por esos personajes durante años, en algunas ocasiones desde que tiene uso de razón, y no perdonará inexactitudes e infidelidades que considerará poco menos que herejías.
Por esa razón una película como Hellboy: El ejército dorado puede defraudar a los que conozcan el personaje creado por Mike Mignola: no encontrarán en sus hermosos fotogramas, visualmente impecables eso sí, la melancolía y lobreguez que tanta personalidad dan a los tebeos protagonizados por el demonio que lucha contra las fuerzas del mal.
¿Y qué pasa con su director, Guillermo del Toro?, se preguntarán. Pues que el cineasta mexicano, sin lugar a dudas ya un nombre capital del más reciente cine fantástico, parece limitarse aquí a cumplir con los mínimos requeridos y a ofrecernos de paso su particular 8 1/2: un suma y sigue con múltiples referencias (aunque sean anecdóticas) a su filmografía anterior. Así, los artilugios mecánicos recuerdan al ingenio alquímico que protagonizó Cronos, su deslumbrante debut; las hadas de los dientes se asemejan a los insectos de Mimic a tamaño de bolsillo; el agente intangible puede recordar al espíritu de El espinazo del diablo; las criaturas de otro mundo no son muy distintas -incluso podrían ser intercambiables- a las de El laberinto del fauno; y, claro, el terror tratado a modo de action movie con voluntad de reventar taquillas remite a Blade II y a la primera Hellboy. Y es que Del Toro ya ha ofrecido mejores muestras de su talento en cintas como las citadas El espinazo del diablo y El laberinto del fauno, por no hablar de ese debut que todavía nos parece su película más redonda.
Todo lo contrario sucede con El caballero oscuro, la nueva encarnación cinematográfica del Batman que creara Bob Kane allá por los años 30. La segunda película del Hombre Murciélago protagonizada por Christian Bale consolida e incrementa los logros de Batman Begins y se convierte en la mejor aventura cinematográfica del personaje, superior a los intentos de Tim Burton y no digamos ya a los de Joel Schumacher, estos de infausto recuerdo.
Y esto es así no solo gracias a la aplaudida interpretación que del psicopático Joker ofrece el malogrado Heath Ledger, sino a todo el reparto: desde un Aaron Eckhart soberbio a veteranos de probada eficiencia como Michael Caine o Morgan Freeman, pasando por un espléndido Gary Oldman que enriquece al personaje del teniente Gordon hasta cotas insospechables. Pero si a alguien debe este film el haber sido considerado por muchos como la mejor película de superhéroes de todos los tiempos, ese es sin duda su realizador, Christopher Nolan, que después de joyas como Following, Memento o la fascinante El truco final confirma aquí su estatus como uno de los más rutilantes talentos del Hollywood contemporáneo, y una sana competencia, esperamos que productiva, para Guillermo del Toro.
Hellboy: El ejército dorado y El caballero oscuro se proyectan en cines de toda España.