Abandonad toda esperanza

El Dios del Sueño

Abandonad toda esperanza, salmo 422º
Como estas cosas hay que hacerlas con cierta antelación, cuando escribo estas líneas el curso sobre cómic que acaba de ofrecer la Sede Universitaria de Villena y que ha impartido un servidor todavía no ha terminado, y lógicamente no puedo saber a ciencia cierta qué autores han salido a colación en algunas charlas y en las cuestiones formuladas por el alumnado; pero no me cabe ninguna duda de que, Dios y su profeta aparte (esto es, Will Eisner y Alan Moore), Neil Gaiman habrá sido uno de ellos. Por varias razones: en primer lugar, porque la calidad media de su obra es incuestionable y está muy por encima de la calidad media de la obra de la mayoría de sus colegas; también, porque no hablar de vez en cuando de su mayor logro, Sandman, debería ser motivo de sanción por parte del Ministerio de Cultura; y tercero, porque su producción es un ejemplo perfecto de ese fenómeno que ha venido a llamarse transmedia: el británico no deja un campo sin sembrar, y lo mismo cultiva el cómic que la narrativa para adultos, la literatura infantil, el cuento ilustrado, la televisión o el cine.

Un buen ejemplo es El océano al final del camino, novela juvenil apta también para lectores más talluditos cuya campaña de promoción lo ha traído recientemente a España con todo los fastos propios de las grandes estrellas del rock: una gira multitudinaria por festivales literarios, programas de televisión, sesiones de firmas en librerías y otros actos similares con condiciones previamente negociadas para evitar el asalto sistemático por parte de fanáticos enfervorecidos que, como se ha demostrado, son capaces de cualquier cosa por hacerse una foto con su ídolo.

Sin tener nada en contra de su producción literaria, muy al contrario, me apena un tanto que cuando un programa de televisión de difusión cultural tan autorizado como Página 2, que dirige y presenta con simpatía un acertado Óscar López, decide entrevistar a Gaiman para cerrar su temporada de cara a las vacaciones estivales, se conforme con un breve interrogatorio que ningunea sistemáticamente la aportación del entrevistado al noveno arte: no mencionar la palabra "cómic" cuando se entrevista a una figura clave del medio durante las dos o tres últimas décadas es toda una hazaña que, lamentablemente, no creo que sea fruto de la casualidad sino de una decisión muy meditada a priori.

Después de ver y escuchar la entrevista en cuestión, el espectador no tendrá duda alguna de que El océano al final del camino es una novela que merece ser leída; pero salvo que conozca al autor con anterioridad, nada sabrá de su muy significativa aportación al mundo de las viñetas. Así que me permitiré recordarles que, al margen de esa obra maestra inagotable que es Sandman, que acaba de reeditarse de nuevo -demostrando que es un buen ejemplo de lo único que los autores codician más que un best seller: un long seller de largo recorrido-, se han publicado recientemente un par de volúmenes que, bajo el título de Leyendas del abismo, recogen una antología de obras espléndidas -por citar las tres más significativas: Orquídea Negra, La cruzada de los niños y Los libros de la magia- que sirvieron a su autor, con la colaboración de artistas de la talla de Chris Bachalo, Sergio Aragonés, Scott Hampton o su fiel colaborador Dave McKean, para ganarse el merecido prestigio del que disfruta hoy en día.

Con todo, si son de los que como servidor piensan que aunque el nivel medio de la obra de Gaiman es correcto tirando a excelente, como Sandman no ha vuelto a hacer nada igual, sepan también que ya está disponible en las librerías el primer número de Sandman: Obertura, el regreso de Gaiman al mundo onírico del Dios del Sueño, esta vez con la complicidad de J. H. Williams III y su siempre impresionante trabajo a los lápices. Esta suerte de secuela solo acaba de arrancar, pero promete bastante, como no podía ser menos siendo su guionista quien es. En resumidas cuentas: este verano, cuando se vayan a la playa o a la montaña, llévense para leer algo de ese Dios del Sueño terrenal que es Neil Gaiman.

El océano al final del camino está editado por Rocaeditorial; Leyendas del abismo y Sandman: Obertura están editados por ECC.

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