Editorial

El enoturismo: un valor económico en alza

Durante los últimos años nos hemos acostumbrado a felicitarnos por la puesta en marcha de proyectos como el Plan de Dinamización del Producto Turístico –que supondrá una inversión de 2 millones de euros durante los próximos dos años– o el Plan Revita –3 millones de euros para recuperar nuestro Casco Histórico e implementar un programa integral para lograr evitar la exclusión social de las personas que habitan en la zona y favorecer su integración laboral.
Pero es durante estos últimos meses, y más especialmente las últimas semanas –como ésta misma que ahora concluye, cuando llevamos a nuestra portada la inauguración del “Rincón del Vino” de Villena, una iniciativa englobada en el proyecto “Ruta del Vino de Alicante”– cuando estos proyectos, que en un principio no eran más que declaraciones de buenas intenciones plasmadas sobre el papel, están empezando a cristalizar y dando lugar a las infraestructuras que habrán de transformar el turismo en uno de los puntales del futuro económico de nuestra ciudad, toda vez que otras actividades tradicionales están de capa caída.

En efecto, el lento pero inexorable declive de la industria tradicional villenera, en especial el sector calzado, así como la destrucción de empleo en sectores que han vivido un gran auge en los últimos años, como la construcción, otorgan aún más valor a estos proyectos económico-sociales, a los que podemos sumar otras iniciativas como el Centro Comercial de Área Abierta impulsado por la Asociación de Comerciantes, puesto que vienen a impulsar la necesaria transformación de Villena en una ciudad comercial y de servicios, potenciando su oferta y favoreciendo la toma de otras medidas necesarias para conseguir atraer a cada día más visitantes, con mayor poder adquisitivo y con estancias de mayor duración.

Sin dejar de lado la importancia del sector industrial, cuya potenciación viene de la mano de otros proyectos, como la construcción de polígonos industriales y el llamado Puerto Seco, capaces de atraer la inversión y convertir a Villena en un enclave logístico de primer orden, ha llegado la hora de apostar decididamente por el desarrollo del sector terciario –representado en esta ocasión por el llamado enoturismo, un sector económico creciente en vigor e importancia–, lo que es propio de sociedades avanzadas y modernas, dotando a Villena de los mejores recursos posibles para competir en pie de igualdad en un entorno cada vez más especializado y difícil.

Por ello, no cabe sino felicitar a quienes han trabajado durante meses para conseguir desarrollar estos proyectos y desearles el mayor de los éxitos a la hora de gestionarlos y sacarles el máximo partido.

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