Dado que los últimos resultados electorales no me parecen como para celebrarlos precisamente, y las elecciones anticipadas tampoco presentan un vaticinio del todo halagüeño, me permito refugiarme en el humor gráfico y esperar (quizás infructuosamente) a que deje de llover. Así pues, por si están más o menos como yo y no les parece mala idea seguir mis pasos, hoy les recomiendo cuatro títulos y otros tantos autores que ya forman parte de esa intachable nómina de humoristas gráficos de nuestro país en la que figuran, por citar solo algunos, maestros incontestables como Antonio Mingote (que da nombre al premio más importante dentro del gremio), Chumy Chúmez, Forges, Gallego & Rey, Mauro Entrialgo o Monteys y Fontdevila (estos últimos, juntos o por separado).
Empiezo precisamente con un grande del género de marcado cariz político: Andrés Rábago, más conocido hoy como El Roto, pero que en el pasado también firmó una parte importante de su producción como OPS. Este es el caso de las viñetas recopiladas en Los tiempos bárbaros, volumen que complementa al anterior (y también muy recomendable) La edad del silencio y que cierra así la edición completa de su obra. Cabe recordar que Rábago publicó bajo este alias artístico en revistas de humor o pensamiento (que para el caso viene a ser lo mismo) tan emblemáticas como La Codorniz, Hermano Lobo o Cuadernos para el Diálogo cuando nuestro país todavía estaba bajo el régimen de la dictadura franquista; de esta forma, los heterónimos de OPS y El Roto convivieron durante una prolongada etapa hasta que, a mediados de los ochenta, el primero dejó de utilizarse. Ahora, después de que muchas de las ilustraciones de aquella época temprana -la mayoría en blanco y negro, algunas en color- permanecieran extraviadas durante cuatro décadas hasta ser encontradas casualmente en un desván, podemos por fin disfrutar de un legado gráfico que resulta tan vigente como cuando fue concebido en una España que el propio autor definió como “un país sin memoria ni nostalgia, que ha visto crecer el musgo en los cantos de los libros y ha aprendido a sentarse con sobria elegancia en la silla eléctrica”.
Otra figura relevante del humor gráfico actual, José Manuel Puebla, ve recogida buena parte de su obra -nada menos que casi doscientas viñetas- en el volumen La ventana indiscreta. Que el título y la ilustración de la cubierta, con homenaje obvio al maestro Hitchcock y otro más sutil a José Luis Garci (quien firma el prólogo del volumen, dicho sea de paso), no les llame a engaño: no se trata de una recopilación de parodias de figuras y elementos de la historia del cine, sino un recorrido por la actualidad universal y patria que atiende a cuestiones políticas, económicas y sociales a cargo de este autor cartagenero que firma con su primer apellido y publica a diario en ABC y La Verdad de Murcia. El panorama político nacional al que hacía referencia al principio es, ni que decir tiene, uno de los asuntos más recurrentes; pero no faltan temas tan candentes como el poder de los medios de comunicación, el mundo del deporte, la feria del arte, el lenguaje inclusivo, el cambio climático o la pandemia del coronavirus. Temas todos ellos que, al fin y al cabo, también son en buena parte política.
En la misma temática que los precedentes se mueve Flavita Banana, que acaba de publicar el cuarto volumen recopilatorio de su ya ingente producción humorística: Archivos lunares. En sus páginas, además de otras muchas viñetas que demuestran por qué es una de entre los más relevantes humoristas gráficos de nuestro país, encontrarán el trabajo por el que fue galardonada con el citado Premio Mingote de Humor Gráfico del año pasado... y que pueden disfrutar también acompañando a estas mismas líneas (inciso: de nada). Por lo demás, con su estilo gráfico aparentemente descuidado y ya muy reconocible en un primer vistazo, la autora da buena cuenta de una actualidad que podría ser también la de hace unos años o la de dentro de un lustro. Porque como bien señala Andreu Buenafuente en su prólogo, el estilo de su trabajo y la atemporalidad de su mirada “la sitúa fuera de modas y tendencias, le otorga por méritos propios un estatus de única, inimitable y me atrevería a decir que clásica. Podrás leer estas colecciones dentro de muchos años y seguirás pensando que hablan de ti”. Lo cual no tengo muy claro en qué lugar nos deja, la verdad.
Finalmente, la alicantina Elia Santacreu -quien firma con el seudónimo de @RandomBoxHere- nos ofrece un Manual para la vida adulta donde nos invita a llevar con el mejor humor posible lo que supone hacerse mayor y adquirir una serie de responsabilidades que no se tenían hasta el momento. Es decir: al contrario que los otros títulos que les recomiendo hoy, su contenido se aparta de la más estricta actualidad; y lejos de poder considerarse como una mirada global al mundo que nos rodea, se centra en un tema concreto que, por otra parte, es tan universal como para afectarnos a todos tarde o temprano si tenemos la suerte de llegar vivos a la edad de la madurez. Así pues, salvo que usted que me está leyendo ahora mismo no haya superado todavía la fase adolescente, se sentirá sin duda identificado con muchas de las referencias que pueblan sus páginas. Para bien, porque se reirá bastante; y para mal, porque... al fin y al cabo, el humor gráfico es mucho más que una herramienta para pasarlo bien: es un espejo que nos devuelve el reflejo, a veces esperpéntico pero siempre sincero, de lo que verdaderamente somos. Y muchas veces no nos gusta lo que vemos en él.
Los tiempos bárbaros, La ventana indiscreta, Archivos lunares y Manual para la vida adulta están editados por Reservoir Books., Reino de Cordelia, ¡Caramba! y Plan B respectivamente.