Sociedad

El espíritu de Don Bosco, presente en la convivencia de alumnos Salesianos celebrada este domingo

Es curioso, después de haber vivido una mañana tan intensa, sentarte y que no te venga nada a la cabeza, no saber por dónde empezar. Todas las imágenes que van llegando toman prioridad sobre las anteriores. ¿Cuál es la más importante? ¿Cuál tiene más relevancia para hacer la introducción? Como no me decido por ninguna de ellas, voy a hacer un pequeño recorrido de la visita a “mi colegio” este domingo.
Todo empezaba con un animado almuerzo con los amigos que han perdurado hasta estos días. Poco después llegamos al Portón, por donde nos dirigimos al patio, donde los más tempraneros habían comenzado a llegar. Caras conocidas, las menos, y sorpresas al ver a tus compañeros de hace 50 años tan cambiados. “¿Tú eres…? …¡Madre mía, qué cambio!”, eran las frases más escuchadas. A los “internos”, tengo que admitirlo, no reconocí a ninguno, excepto a uno de ellos con el que he coincidido en otras ocasiones.

La visita al teatro, para entrar en calor, nos hizo recordar aquellos días de la niñez cuando se inauguró y, tengo que señalar que el teatro no ha cambiado nada desde entonces. La primera sorpresa fue encontrar como presentadora del acto a una chica, pues entonces eso de las clases mixtas no se veía ni en las películas, incluso ella misma subrayaba la sorpresa de los presentes. Acto seguido diversos antiguos alumnos contaron sus vivencias de entonces… y también de ahora, pues muchos de ellos continúan ligados a la obra salesiana a través del Centro Juvenil o de la asociación de los Antiguos Alumnos.

La visita a las aulas, donde, por mucho que lo intentaron, no pudieron sentarse muchos de los presentes, y un recorrido por las fotografías expuestas del colegio desde su construcción, dieron paso a la Misa y posteriormente a series de fotografías para inmortalizar el momento con los compañeros en este día. Destacar la presencia de numerosos profesores de aquellos años, que no quisieron perderse tal acontecimiento. Cada uno de nosotros recordó anécdotas con ellos, buenas y malas, por ejemplo aquella campana que resonó en muchas ocasiones “sobre nuestras cabezas” y que pudimos volver a escuchar en el teatro.

La comida dio por terminada la convivencia, pero fue en este momento donde afloraron las anécdotas vividas, y, sobre todo, pude darme cuenta que la sociedad de nuestros días, en nuestra localidad, está construida sobre gran parte de estos alumnos que vivieron un largo trecho de su vida en “los salesianos” y que con la educación recibida han contribuido a formar una Villena de la que todos estamos orgullosos.

Nota: Pinchando en enlace adjunto podrán ver casi 200 fotografías del encuentro obra de Villena Cuéntame y EPdV.

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