El Feminismo en el siglo XXI
Evidentemente que mujer no es sinónimo de feminista, en eso al menos estoy totalmente de acuerdo con usted. Sin embargo, la realidad se empeña en demostrarnos que todavía hoy, en el siglo XXI, ser mujer es sinónimo de desigualdad en muchos países del planeta, incluido el nuestro, desigualdad si no legal, sí formal, pues, ¿cómo llamaría usted al hecho de que el salario medio de las mujeres en nuestro país sea un 34% inferior al de los hombres y que en algunos sectores los hombres puedan llegar a cobrar el doble que las mujeres? ¿O a que haya sectores laborales compuestos masivamente por mujeres y, sin embargo, los cargos directivos estén mayoritariamente ocupados por hombres? ¿O a que en el año 2003, por lo menos 54 países poseyeran leyes que discriminaban a las mujeres (según un informe de la ONU sobre la violencia contra la mujer? ¿O que un 70% de las mujeres víctimas de asesinato, mueran a manos de sus cónyuges o compañeros (OMS, 2002)? Esto por citar sólo algunas discriminaciones que, feministas o no, afectan a todas las mujeres sólo por el hecho de serlo.
Evidentemente todas las asociaciones de mujeres no son feministas, pero hay muchas mujeres que sí lo son, aunque ni ellas mismas lo sepan o lo admitan. Usted misma sin ir más lejos está cerca del feminismo, cuando afirma que no quiere ver a una mujer atada a una silla. Yo tampoco, pero coincidirá conmigo en que habrá que hacer algo para liberarla de sus ataduras, o ¿acaso cree usted que las mujeres están libres de sus cadenas en todos los países del mundo? Los datos aportados anteriormente no son más que una pequeña muestra de las desigualdades y discriminaciones que todavía existen para las mujeres en nuestra sociedad. ¡Ante ellos sí deberíamos sonrojarnos! Pero no, nos sonrojamos por otras cosas que creemos superadas, y sentimos vergüenza de que se nos identifique con un grupo o colectivo a quien creemos que no nos une nada.
Y es que el feminismo tiene muy mala prensa, no hay más que leer la polémica que ha desatado la edición de una simple guía, una guía con recomendaciones para un uso no sexista de la lengua, pero ¡claro!, la guía es sólo un pretexto, pues se ha desatado toda una batería de ataques contra el Consejo Municipal de la Mujer al que se quiere añadir la coletilla de feminista; al programa de radio Mujeres en la Onda, al que también se la quiere añadir; al observatorio de la publicidad, es decir, contra todo lo que usted y su amigo Aureliano Buendía creen que es el feminismo, pero ¿no será en realidad que el poder patriarcal se está poniendo nervioso porque teme perder el control sobre las mujeres? Pues va a ser que sí. Pero no teman, como dice Carla Lonzi: El mundo no se acabará aunque los varones pierdan el equilibrio psicológico que se halla basado en la sumisión de las mujeres.
Pero no nos debe sorprender demasiado esta reacción, ya que ha sido una constante a lo largo de la historia el hecho de que cuando las mujeres crecen en presencia, evolucionan, toman la dirección o el protagonismo en cualquier campo, la sociedad patriarcal reacciona para frenar, defenderse y no perder privilegios. Para ello intenta múltiples formas para confundir a las mujeres, dividirlas, silenciar sus justas luchas por superar discriminaciones, desprestigiándolas como luchas exageradas.
A esta reacción, difundida sobre todo a través de los medios de comunicación, se suman muchos hombres con su complicidad a nivel personal y bastantes mujeres, a través de sus posturas de colaboración. Como vemos ¡nada nuevo bajo el sol!