El futuro pretérito del terror
Fue uno de mis críticos de cabecera, Albert Solé, quien desde la añorada edición española de Fangoria me descubrió al Clive Barker escritor (al Barker cineasta ya me encargué de descubrirlo yo solo en el añejo Alucine televisivo). Y fue el mismo Solé el que me advirtió de que el talento del escritor inglés se encontraba en estado puro en sus relatos cortos y no en sus novelas.
He tardado, y créanme que intenté remediarlo antes, como unos diecisiete años en comprobarlo por mí mismo: hasta hace bien poco las novelas de Clive Barker eran inencontrables en castellano, como no fuese que uno dedicara media vida a rebuscar entre montones de libros descatalogados en montones de librerías de viejo, y ni así. Pero hete aquí que a alguien -no sé quién, pero bendito sea- en La Factoría de Ideas, editorial consagrada a la narrativa de género que tanto nos entusiasma a usted y a mí, debe gustarle a rabiar este maestro del horror impreso, porque de un tiempo a esta parte han publicado tanto sus cuentos completos como buena parte de sus novelas, entre las que ya anuncian Cabal.
De los Libros de Sangre ya había conseguido leer muchos relatos, a cada cual mejor, pero esta reedición me ha permitido disfrutar al completo de una obra capital en la literatura de terror contemporáneo, que hizo profetizar a Stephen King aquello tan bonito de "He visto el futuro del terror, y su nombre es Clive Barker", una sentencia que por supuesto pasó a aparecer a modo de llamativa publicidad en las cubiertas de todos los libros del escritor. Y es que sus cuentos eran fábulas amorales protagonizadas por atractivos individuos a la deriva y escritas con un estilo que para sí quisieran muchos escritores considerados serios, y donde conseguía acariciar la Belleza más suprema por vía del dolor, la enfermedad y la podredumbre. Un aspecto este que sí puede encontrarse en Hellraiser, la novela corta que originó la película dirigida por el propio escritor.
Pero leyendo ahora El juego de las maldiciones, su primera novela extensa, y por más que incluya ocasionales destellos de su genio, mucho me temo que el bueno de Solé tuviese más razón que un santo y que sea cierto eso de que en sus cada vez más gruesos mamotretos Barker se acabó perdiendo en un mundo de fantasía (oscura, eso sí) demasiado explícitamente metafísica para mi gusto y dejando de lado las múltiples y juguetonas lecturas de sus cuentos.
El gran espectáculo secreto es otra de sus novelas que todavía no he podido catar, pero la adaptación al cómic escrita por Chris Ryall no hace otra cosa que confirmar mis sospechas. Ahora bien, como se trata de un tebeo podemos al menos disfrutar del apartado gráfico, obra de un estupendo Gabriel Rodríguez.
Menos mal que siempre nos quedarán los Libros de Sangre, que convirtieron a Barker en el escritor de cuentos de terror más influyente de la segunda mitad del siglo XX, como Poe y Lovecraft lo fueron de la primera. Ahí es nada.
Libros de Sangre y El juego de las maldiciones están editados por La Factoría de Ideas; El gran espectáculo secreto está editado por Norma Editorial.