El Grupo Musical Atalaya, alma del desembarco festero de Villena en Madrid
Comenzamos la jornada temprano, a las 07:00 a.m. El día amanecía complicado, la lluvia incesante desde toda la madrugada y los restos de nieve acumulados junto a los bordillos de las aceras indicaban que la climatología no iba a ser favorable, si bien el pronóstico en la capital de España era totalmente distinto.
La numerosa expedición se distribuía en 3 autobuses, con los maleteros atestados de instrumentos, trajes y complementos festeros, pero sobre todo... mucha ilusión. El paisaje blanco de campos y montes nevados nos acompañó hasta bien pasado Albacete. Poco después realizaríamos la ansiada parada para el repostaje... pero no de vehículos, sino de los viajeros.
Tras el refrigerio nos fuimos animando y entre bromas, risas y buen ambiente llegamos sobre las 13:00 horas a Madrid. A 11º C, el cielo estaba despejado y lucía el sol, por lo que se intuía que la tarde iba a ser perfecta para el desfile. Nos dirigimos directamente al Restaurante "Balcón de Griñón", en la madrileña Casa de Campo, donde ya se encontraban preparadas las mesas para una tempranera comida. Pero daba igual, "la gana ya estaba hecha". Antes de los postres ya teníamos los pitos en la boca, amenizando la sobremesa con pasodobles, marchas moras y marchas cristianas. Y así comenzamos la fiesta que continuamos, una vez ya cambiados de indumentaria, en el propio autobús, todo ello a ritmo de diferentes versiones de charanga hasta nuestra llegada a la Plaza de Callao, inicio del desfile.
En ese lugar, y como no podía ser de otra forma, ante la marea de color de participantes de otras poblaciones, hicimos lo que mejor se nos da, interpretar varios temas de nuestro repertorio ante la sorpresa de propios y extraños que no pararon de fotografiarnos y grabar la actuación en video. Algunos de ellos se acercaron preguntando de qué iba todo aquello y de dónde veníamos, aprovechando los más atrevidos para hacerse un selfie con nosotros. Formamos en la calle del Carmen, paralela a Preciados. Una vez dado el primer golpe de timbal y con los iniciales compases de los festeros supimos que aquél desfile era diferente. Sonó el primero, como no podía ser de otra forma, el pasodoble La Entrada, de Quintín Esquembre. Y de qué forma, potente, majestuoso y matizado. Se notó que lo estábamos disfrutando. Y los festeros también, esas cosas se ven y se sienten. Completaron un gran desfile, vivo y alegre, como sólo ellos y ellas saben hacerlo.
Una vez enfilada la calle Preciados seguimos "to tieso" hasta la Puerta del Sol ante la atónita mirada de la gente que se había agrupado en los laterales y que no dejaban de inmortalizar el momento, no sin alguna complicación aislada para acceder con los timbales evitando maceteros y bolardos.
Sonó rítmico y enérgico el pasodoble "Pura Casta" y continuamos a los sones de "El Tito" hasta donde se encuentra la escultura "El Oso y el Madroño" de nuestro paisano Antonio Navarro Santafé, que este 2017 cumple 50 años, lugar donde tanto nosotros como el resto de la expedición realizamos innumerables fotos individuales y de grupo, poniendo con ello la guinda final a una jornada diferente y festiva que difícilmente olvidaremos.