El humor es cosa de hombres
Supongo que este titular inspirado en el rancio eslogan publicitario de un brandy no hará ninguna gracia a las mujeres. Sobre todo, a las más comprometidas con el lenguaje inclusivo, la igualdad y la no discriminación sexista. Pero resulta sintomático que todos los finalistas del Concurso Nacional de Monólogos, organizado con gran éxito por la Asociación de Vecinos (y Vecinas) del Rabal, sean hombres. Un hecho que puede evidenciar, tal vez, una realidad genética, sociológica o cultural. O quizá solo responda a una anecdótica coincidencia.
Mezclar monólogos y sexismo no es muy divertido. Al igual que tampoco lo es politizar las Fiestas. Sin querer incurrir en polémicas, esta vez una situación que hubiera pasado completamente desapercibida como en ediciones anteriores, adquiere ahora una especial relevancia. El equipo de gobierno municipal está haciendo esfuerzos denodados por concienciar a la sociedad villenense de la conveniencia de cambiar conductas, tradiciones y modos de hablar para erradicar el micromachismo. Por eso, ha modificado las bases que regulan la elección del cargo de Regidor o Regidora de Fiestas. La intención es cumplir y defender los derechos igualitarios reconocidos en la Constitución y en el resto de leyes vigentes.
Seguro que en las bases del certamen de monólogos no se excluye explícitamente la participación de las monologuistas. Pero en la práctica, cada año, los concursantes del género masculino copan la terna de finalistas y de ganadores. A lo mejor, para fomentar una discriminación positiva, se podría sugerir a la entidad vecinal que incluya una cláusula por la que siempre se garantice, como mínimo, la presencia de una mujer finalista. Por supuesto, no debería entenderse nunca como una intromisión o una injerencia del Ayuntamiento, pero sí como la salvaguarda de la igualdad efectiva en todos los ámbitos.
Desconozco cuál es el número de mujeres que se inscriben y envían su video para concursar, qué criterios se establecen a la hora de seleccionar a los finalistas, etc. Si solo se presentan varones, quedará demostrado que el humor es machista. Y si se presentan mujeres y no pasan el corte, se confirmará que el sexo masculino está mejor dotado, al menos, para hacer reír. Alguna iniciativa, creo yo, se tendrá que tomar desde la Administración pública para contrarrestar una anormal tendencia que nos impide evolucionar hacia un municipio más inclusivo.
Por último, sin valorar la idoneidad o no del scketch de los presentadores, también hombres, solo añadiré un breve apunte. En un contexto humorístico, que uno de ellos se disfrace de regidoro y aparezca en el escenario acompañado por el pasodoble de La Entrada, no puede tomarse como una mofa al traje de villenera ni como una ofensa a la emblemática pieza musical de Quintín Esquembre. Aunque puedan existir otras opiniones discrepantes que lo consideren un exceso injustificado.
La Embajada cachonda y la Retreta son la expresión festera de la crítica mordaz que, apelando a la sana ironía, alude a la actualidad local con una sonrisa. No me extrañaría que, junto a innumerables regidoros, las calles de Villena se llenaran este mes de septiembre de patos Donald para solidarizarse con las aves rapaces de las Fiestas del Medievo que sufrieron el dogmatismo de la concejala de Políticas Animalistas.