El jardín de columnas que se bifurcan
Abandonad toda esperanza, salmo 530º
Si son ustedes de los que, como yo, no gustan demasiado de las Fiestas de Moros y Cristianos y prefieren refugiarse del pandemonio callejero atrincherándose en casa con un buen libro, encontrarán en las líneas que siguen tres recomendaciones de lectura, reseñadas de la más a la menos reciente, para estos días de pasacalles y desenfreno. Tres referencias que, además, se revelan inagotables por lo que tienen en sí mismas de contenedores de otras muchas sugerencias, y sirven de test para ver cómo de nutrida es nuestra biblioteca (y, de paso, nuestro saber). Tres antologías firmadas por otros tantos maestros en este noble arte de la columna periodística de contenido cultural que servidor, humildemente, practica cada semana en esta sacrosanta publicación.
El pasado mes de junio se publicó Diccionario enciclopédico de la vieja escuela, cuya lectura me permitió saldar la deuda que había contraído con su autor, Javier Pérez Andújar, al que descubrí en el programa televisivo Página 2 y al que todavía no había tenido el placer de leer. Por tanto, esta compilación de textos -la mayoría publicados previamente en prensa, algunos inéditos y escritos ex profeso para la ocasión- es mi primer contacto con su obra, y les aseguro que no será la última dado lo gratificante de la experiencia. Se trata de un volumen articulado como una serie de entradas ordenadas alfabéticamente, y de las cuales muchas remiten a otras (a veces con un nexo que revela un gran y muy fino sentido del humor), en cuyas páginas el autor de Los príncipes valientes realiza un retrato de la España contemporánea (y, muy especialmente, de Cataluña) a través de la cultura popular de ayer y de hoy... y resulta curioso que, tratándose de textos en teoría redactados y publicados atendiendo a la realidad circundante del día a día, en ellos prime más la de ayer que la de hoy: la televisión en blanco y negro, las novelitas de quiosco, el cine fantástico de décadas pretéritas o una de las principales pasiones (u obsesiones, aunque no tengo muy claro que haya alguna diferencia) del autor: los tebeos de la extinta Editorial Bruguera. El resultado es una gozada de principio a fin (de la A a la Z, vaya), cuya construcción narrativa y constantes estéticas revelan un valor literario que va mucho más allá del de la suma de sus partes.
Dado que Pérez Andújar se muestra menos sujeto a la actualidad editorial y trata de forma más habitual aspectos políticos y sociales, lo que yo hago quizá se parezca más, salvando las distancias por supuesto, a la labor que desarrolla Luis Alberto de Cuenca en el suplemento literario del ABC: una serie de recomendaciones bibliográficas en formato columna de prensa de las que Libros para pasártelo bien supone el segundo volumen recopilatorio. Cualquiera que conozca la carrera como crítico de este laureado poeta y miembro de la Real Academia de la Historia sabrá que, como el malogrado Umberto Eco, jamás ha distinguido entre alta y baja cultura. Solo existe la buena y la mala; con la que te lo pasas bien y con la que no. Por ello, en sus recomendaciones se suceden incunables recuperados y best sellers de nuevo cuño, autores consagrados y escritores semilolvidados, Lope de Vega y Emilio Carrere, la mitología clásica y la de Neil Gaiman, Aristóteles y Harry Potter, Goethe y Fred Vargas... ¡Y cómic! Winsor McCay, Tintín, Moebius, Torpedo, Miguel Ángel Martín... Y también cine, aunque no en formato de crítica cinematográfica, sino de reseñas de libros sobre el séptimo arte. En resumidas cuentas: un libro para leer a sorbos y marcando en el índice a lápiz y con sumo respeto las entradas que se van leyendo hasta darlo por terminado cuando no quede nada por marcar.
Aunque también se deja disfrutar de corrido, el propio David Trueba recomienda "la ingesta en tomas cortas y espaciadas" de los artículos recopilados en el volumen Érase una vez, publicados primero la gran mayoría de ellos en el diario El País y en el Dominical de El Periódico de Catalunya. Hace ya mucho tiempo que Trueba dejó de ser el hermano pequeño de Fernando para convertirse él mismo en un guionista y director de cine de interesante filmografía, al mismo tiempo que un novelista bien considerado por crítica y lectores. Y fue desde comienzos del 2010, cuando la dirección de El País le ofreció la columna de Haro -llamada así en homenaje a Eduardo Haro Tecglen, fallecido un lustro antes-, que también podemos disfrutar de su faceta de periodista. Por lo general, Trueba no distingue temáticas ni clasifica por contenidos: ordena cronológicamente y presta la misma atención al panorama político que al cultural, al discurso del rey en Nochebuena que a la muerte de Salinger. Sí se incluyen un par de secciones dedicadas a la desaparición de personalidades destacadas (la mayoría, relacionadas con el cine: Fernán-Gómez, Azcona, Berlanga...) y a los artículos escritos sobre el Mundial de Fútbol de Sudáfrica en 2010. Por lo tanto, sus páginas aglutinan política, sociedad, sucesos, deportes y, sobre todo, cultura, en una antología que puede leerse como un retrato de un pequeño fragmento temporal de nuestra historia reciente.
Con estas tres referencias, tienen más que suficiente para estos días festivos... y para muchos de los que vendrán después, porque como les decía al principio cada texto de cada uno de estos libros les llevará a otro texto en otro libro. Como en el poema "Laberinto" de Jorge Luis Borges, del que parafraseo uno de sus cuentos más célebres para titular la presente (meta)columna: "No habrá nunca una puerta. Estás adentro / y el alcázar abarca el universo / y no tiene ni anverso ni reverso / ni externo muro ni secreto centro. / No esperes que el rigor de tu camino / que tercamente se bifurca en otro, / que tercamente se bifurca en otro, / tendrá fin". Pese a ello... Fin.
Diccionario enciclopédico de la vieja escuela, Libros para pasártelo bien y Érase una vez están editados por Tusquets, Reino de Cordelia y Debate respectivamente.