Verdes

El lenguaje y el 8 de marzo (artículo de la Asamblea Verde de Villena)

Recientemente se ha publicado un estudio de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) en el que se critica abiertamente las recomendaciones que desde nueve guías de universidades, comunidades autónomas y sindicatos se hacen para potenciar el lenguaje no sexista. El catedrático de Lengua Española de la Universidad Complutense Ignacio Bosque, considera que dichas guías suponen una invasión en competencias propias de lingüistas, que pueden crear confusión y conflicto de intereses con quienes imparten clases de lengua y que empobrecen y limitan el lenguaje, cuando no contravienen directamente las normas de la RAE.
El autor reconoce que existe discriminación real hacia la mujer e incluso se permite ilustrar tal afirmación con abundantes ejemplos: violencia doméstica, diferencias salariales, desigualdad en las tareas domésticas, sexismo en la publicidad… Hay pues un reconocimiento explícito del problema, así como de su amplia repercusión social en ámbitos tan variados como la familia, el trabajo o el ocio. Al mismo tiempo, nos recuerda que la RAE y academias afines no dictan la normativa desde los despachos, sino que se limitan a reflejar lo que ocurre en la calle. Si esto es así (que lo es y debe serlo), ¿cómo puede admitir el sexismo en la sociedad y rechazar de pleno ese mismo sexismo en lo que no es más que su reflejo, esto es, el lenguaje?

Desde la Asamblea Verde quisiéramos lanzar esta reflexión en un día con tan importante carga simbólica como es el 8 de marzo. Creemos que el debate es un buen instrumento para mejorar nuestra sociedad, especialmente en cuestiones de justicia social. La realidad nos muestra cada día que el sexismo sigue presente y se manifiesta con toda su crudeza con demasiada frecuencia. Ahí están los asesinatos, las vejaciones, los golpes. Contra eso es relativamente fácil consensuar (aunque con aterradoras excepciones) una clara reprobación social. Pero hay otro tipo de agresiones que son más sutiles y cotidianas. Recientes encuestas resaltan que nuestras adolescentes ven con buenos ojos que su pareja sea celosa y controladora, y que las aleccione sobre cuestiones como, por ejemplo, la manera de vestir.

Está más que demostrado que el lenguaje condiciona el comportamiento, que somos y sentimos y conformamos la realidad a través de las palabras, que la cultura existe porque un lenguaje la sustenta. No pretendemos quitarle atribuciones a la RAE ni modificar sus criterios, somos perfectamente conscientes de la importancia del tema. Por eso aceptamos las regalas del juego y promovemos el uso del lenguaje no sexista, porque solo desde su uso cotidiano, entre todos, conseguiremos que el lenguaje no sea un elemento más de la discriminación. Si la RAE ha recogido palabras como “porro” o “CD” porque son de uso cotidiano, ¿por qué no va a adecuar otros términos a su uso si éste es no sexista?

Por último, indicar que no es cierto que el lenguaje no sexista empobrezca nuestra lengua, más bien al contrario: afortunadamente, poseemos un vocabulario tan amplio y lleno de matices que nos permite adaptarnos con total exactitud a lo que deseamos expresar (por ejemplo, si estamos hablando de hombres, de mujeres o de hombres y mujeres). Sí es cierto que algunos usos se salen de lo marcado por la norma (como la utilización de la “@” o del “os/as”), pero también en este caso será el tiempo el que decidirá si han venido para quedarse o si, como el caduco “efectiviwonder” quedará olvidado en el baúl de los recuerdos.

Feliz 8 de marzo, para ellas y para ellos.

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