Han pasado cuatrocientos años de la muerte de dos autores de la talla de Cervantes y Shakespeare, lo que hace oportuno que ustedes y yo, simples mortales, que no veremos los fastos del medio milenio, demos pie a una celebración un poco menos austera que la del resto de aniversarios. Y de cara a elegir solo a una de las dos celebridades, pues lo propio sería quedarse con el genio por todo lo que literariamente nos ha dado, lo hayamos leído o no, y por ser representación nuestra a lo largo y ancho del globo.
En Villena nos encontramos con una inabarcable programación de actividades alrededor de este especial Mes del Libro entre las que se vienen dando presentaciones de libros, recitales de poesía, encuentros con autores y autoras, e incluso un Concurso de Poesía que enarbola el nombre de Amalio Gran y que hace de nuestra ciudad un lugar más singular si cabe. Además encontramos durante este mes, aunque no en Villena, la presentación del poemario de uno de nuestros más queridos escribientes villeneros, don Mateo Marco Amorós, una figura gratamente conocida por muchas y muchos de ustedes, queridas personas, a quien conocemos como músico, como profesor, como articulista, como historiador y como pregonero.
Pero volvamos al asunto del concurso, porque me ha traído recuerdos. Recuerdos de aquellos concursos literarios que organizó durante varias ediciones la Concejalía de Juventud y que de un día para otro acabaron en el olvido. Una actividad oportuna que no tuvo su oportunidad, la que da el tiempo. Una actividad acertada que daba la oportunidad de revelar al mundo nuestras cualidades literarias créanme que resulta a veces el único modo de salir del armario, y consecuentemente el mundo descubría un nuevo valor que tener en cuenta. Pero claro, en aquel momento digo aquel momento porque es más fácil que decir ahora parecía que las actividades generadas desde Juventud quedaban suscritas a tal territorio, sin importar que precisamente en aquel concurso no hubiera restricciones de edad; de modo que no podemos encontrar vestigios de aquella aventura en ningún sitio (no busquen en la cacareada Revista Villena) salvo en la modesta publicación de la concejalía.
Y ahora llenémonos la boca con lo de en Villena tenemos de tó, un puñao de grupos de teatro, un capazo de gente que escribe, grupos de música pa aburrir, pintores y pintoras a espuertas y un gato. Porque llenarnos la boca nos la podemos llenar, y muestras de artistas que siguen aquí o que triunfan por el mundo tenemos para llenar páginas, pero lo que de verdad tenemos institucionalmente son Fiestas de Moros y Cristianos, contratación de productos artísticos y una boda china. ¿Quita eso que las villeneras y los villeneros sigan haciendo cosas, creando productos artísticos? A la vista está que no. Otra cosa es que se les tenga en cuenta con vistas a apoyar sus creaciones, su difusión o su promoción. Un asunto pendiente desde hace demasiado tiempo, para cuya solución este nuevo concurso suma un granito de arena.
