El ministro Wert, el mayor fabricante de independentistas
El señor Wert, excelentísimo ministro de Educación, Cultura y Deporte, pasará a la historia. Cuando nuestros hijos impartan Historia en un par de décadas, aprenderán como este señor fue una figura clave en la independencia de Cataluña. Nunca en Cataluña se había generado un sentimiento tan fuerte de rechazo hacia España como hoy en día, y gran parte de culpa la tiene este señor.
Con la suficiente experiencia que me da haber vivido allí tres años, he podido aprender el gran valor y estima que se tiene por el catalán. Es su seña de identidad, su cultura, su sentimiento. Atacando este sentimiento mediante su nueva ley de educación, que relega al catalán a una Cuarta División, está provocando lo que nunca pensé que ocurriría. Yo, que me he pasado tres años intentando defender una España diferente en la que todos estuviéramos cómodos, me he quedado sin argumentos. Ya no puedo replicar al independentista que me argumenta que solos estarían mejor. Y lo que es peor, empiezo a creer que tienen razón.
Sé perfectamente que usted querría seguir viviendo en la España una, grande y libre que yo, afortunadamente, no viví, pero no, señor Wert, vivimos en una democracia; o al menos eso nos hacen creer. Si no respetamos las diferencias y las singularidades de aquellos que se sienten diferentes al resto, jamás conseguiremos que se sientan parte de esta España. Si no respetamos su cultura, lengua y libertad, jamás conseguiremos hacerles ver que son más aspectos los que nos unen que los que nos separan.
He vivido tres años en Cataluña, señor Wert. Y jamás he tenido un solo problema con el catalán. Nadie me ha impuesto leerlo, escribirlo ni hablarlo, y para más inri, en muchas ocasiones he tenido que pedir por favor que me hablaran en catalán, porque así se podían sentir más cómodos. No nos haga creer que está en juego la unidad de España, porque medidas como estas crean más independentistas de los que jamás pudo soñar Carod-Rovira.
Si aún tiene un poco de cordura, acabe con esta ley, porque sólo conseguirá odio, discordia y rencillas entre españoles. Si quiere una España grande, cree en lugar de destruir; si quiere una España libre, respete; si quiere una España una, váyase porque no está en el lugar adecuado.