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El paréntesis socialista

Recuerdo, hace 4 años, en vísperas de las pasadas elecciones generales, las encuestas que publicaban en período preelectoral que prácticamente por unanimidad daban a Mariano Rajoy ganador, a una ventaja considerable de ZP. Me encontraba fuera de España, y el debate estaba en si Rajoy ganaría por mayoría simple o absoluta. Por desgracia, contemplé desde la distancia cómo mi país fue víctima del mayor atentado terrorista de la historia de Europa y que sin duda, pese a que algunos lo nieguen, repercutió de manera determinante en el resultado electoral. No influyó por el atentado en sí, sino en la burda manipulación mediática por parte de algunos medios de comunicación, declaraciones nada éticas en plena jornada de reflexión y de los cercos a las sedes del PP con pancartas nada espontáneas de PP asesino. Sin duda, unos días para olvidar en la historia democrática española que por otra parte no conviene ocultar.
Con la legítima victoria de Rodríguez Zapatero el pasado 14 de marzo, este gobierno, que en opinión de muchos no se esperaba gobernar, se ha dedicado entre otras cosas, a derogar los proyectos del PP en materia de agua, como el Plan Hidrológico Nacional; en educación, con la Derogación de la Ley de Calidad y la vuelta a los peores tiempos de la Logse socialista; lucha antiterrorista, con la eliminación del pacto por las libertades y contra el terrorismo, que tan buenos resultados estaba dando en la lucha contra los asesinos y la infame negociación con ETA; unidad nacional, con la celebración del pacto del Tinel, donde se pactaba con independentistas y nacionalistas la exclusión del PP de cualquier acuerdo, la reforma de los estatutos de autonomía y la creación de una Ley con el objetivo de volver a dividir a los españoles como es la Ley de la Memoria Histórica.

En el ámbito económico no han acometido reforma alguna, a pesar de que, desde hace unos años, la llegada de la crisis era preconizada desde multitud de instancias económicas. El paro está en cifras similares a otras épocas donde también gobernaba el Partido Socialista, con 4.000 parados al día.

La política exterior de España ha quedado relegada a un segundo plano, donde ahora “nuestros amigos” son los dictadores cubanos, los indios peruanos y los comunistas venezolanos de repúblicas bananeras, donde nuestro principal paradigma es la “Alianza de las Civilizaciones”, eso que todavía no sabemos lo que significa y nos está costando tan caro. Hace cuatro años estuvimos al borde de estar en el G8, con aliados como Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia o Polonia, donde España contaba y destacaba por su dinamismo económico. Hoy no hace falta ser un experto para contemplar lo diferente que es la situación.

En muchas ocasiones he intentado hacer un esfuerzo por reconocer los logros del Partido Socialista, pero siendo sincero, exceptuando algunos golpes de efecto, como la Ley de matrimonios homosexuales y la Ley de dependencia, no se me ocurren demasiados. Sinceramente, cada vez somos más las personas que no nos dejamos engañar por un presidente del gobierno, que sencillamente está ahí porque no se esperaba gobernar, sin proyecto, sin programa, sin rumbo y a la deriva, donde “me equivoco y rectifico”, donde “miento y pido perdón”. Por esto, el PSOE en esta campaña electoral no presenta programa, ni proyectos, exactamente igual que hace cuatro años, sólo se dedica a comprar votos a 400 euros y a identificar a la Iglesia con el PP, infundir el miedo y proclamar la mentira. Como dijo Rodríguez Zapatero a Iñaki Gabilondo a micrófono cerrado: “Nos interesa que haya tensión, Iñaki”, será porque mientras infundan miedo muchos no descubrirán su incapacidad, su mentira y su ineptitud para gobernar el destino de España. Y mientras unos descalifican e infunden terror, otros se dedican a proponer soluciones a los ciudadanos, a eliminar el paro, a bajar los impuestos, a moderar la inmigración, a reformar la economía y a instaurar el principio de solidaridad entre todos los españoles, con leyes y pactos que infunden una verdadera solidaridad entre todos los ciudadanos de este país.

El hecho de que exista un empate técnico entre el PP y PSOE prácticamente desde el inicio de la legislatura, no hace sino demostrar que ZP es un producto publicitario coyuntural, fruto de una circunstancia excepcional como fue la masacre terrorista de Madrid, a pesar de que algunos no quieran reconocerlo. El problema no es que ganaran las elecciones sin proyecto político alguno para España, sino que siguen sin tenerlo.

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