El PSOE explota
y lo que tenía que pasar, pasó. Villena vuelve a ser portada, y no por su rico patrimonio histórico y cultural ni por sus punteras industrias hortofrutícolas o del calzado, no. Villena es noticia porque su PSOE, principal partido de la oposición, es una auténtica casa de locos que ha conseguido lo nunca visto: dilapidar en un tiempo récord el mayor regalo de un gobierno a la oposición que han visto los tiempos.
Cambien del párrafo anterior las siglas del PSOE por las del PP, e igualmente principal partido de la oposición por equipo de gobierno y estarán leyendo el Editorial publicado por EPDV el pasado 28 de enero, días después de consumarse las marcha de los cinco concejales ahora No Adscritos de las filas del PP.
Y seguimos calcando el editorial, porque prácticamente nos sirve al 100%. Fue el pasado 26 de marzo cuando EPdV que hasta entonces había optado por mantener una postura de prudencia decidió hacer pública, mediante la entrevista realizada al Secretario General del PSOE, Carlos Beltrán, la situación de división existente en las filas socialistas, aunque en aquel momento Beltrán, conciliador, desmentía la ruptura del grupo municipal del PSOE.
Entonces subrayábamos, como en su día hicimos con el PP, tomando distancia y respetando los procesos internos de una agrupación privada, que lo que suceda en el seno del PSOE es problema única y exclusivamente del propio PSOE, pero ya se podía vislumbrar lo que hoy es una triste realidad, que la división trasciende y se convierte en un triste espectáculo público.
Decíamos entonces que resulta harto difícil comprender cómo ha sido posible dilapidar la mayoría absoluta más grande conocida por Villena, y decimos ahora que la irreparable brecha abierta en el principal partido de la oposición y mayor aspirante a apartar de la Alcaldía al PP es igualmente difícil de comprender, porque más allá de las razones que puedan existir en el fondo, las formas han sido las más chapuceras que se recuerdan, sumiendo a miles de votantes y simpatizantes en la mayor de las decepciones, pues muchos de ellos se frotaban las manos asistiendo al espectáculo brindado durante meses por el PP y soñaban con recuperar Villena para el proyecto socialista, algo que, a día de hoy, parece poco menos que imposible.
Definitivamente, Villena no se merecía esto. Tras aguantar con estoicismo el culebrón de su equipo de gobierno, lo único que le faltaba era que el circo cambiara de acera, invadiendo asimismo a la única alternativa real de gobierno. Y después se extrañan de que los ciudadanos desconfíen de los políticos